No hay derecho. Desde luego que no hay derecho. Pásese usted toda la vida trabajándose la cigala, la gamba, el langostino, la ostra, el bogavante y la langosta, tanto aquí como fuera de nuestras fronteras, cargando por ello honrosamente con el dignísimo sobrenombre de El Tío de la Mariscada, para que vengan unos suplantadores y por 30 raciones de langostinos de nada para 20 mangones quieran pasar a la posteridad de la fama exclusiva de los crustáceos. Con razón me han dicho que quiere protestar y que va a poner una denuncia por intrusismo a estos palagambas. Y con razón. Sé que hubo antaño, cuando no estaban ambas organizaciones arrimadas al mismo perol de las subvenciones, que todo lo iguala, hondas diferencias ideológicas entre las CC.OO. ligadas al PCE y la UGT de la doble militancia obligatoria en el PSOE. Por los hechos, me parece que UGT es bastante más marisquera que Comisiones. La parte marisquera se la dejaba Comisiones a Izquierda Unida, partido en nombre del cual se puso El Tío de la Mariscada como el Quico, en la más famosa ocasión que vieron los siglos en Bruselas; tan famosa, que la foto dio la vuelta al mundo y hecha la campaña electoral a Zoido, que en materia de mariscos creo yo que no llega ni a las patas rusas congeladas. Era una mariscada viajera, porque en materia de mariscos no es nada peligroso asomarse al exterior. Recuérdese al final de los años 80 la que se lió por una mariscada que Borbolla, como presidente de la Junta, dio a bordo de un bateau-mouche en el Sena parisino, donde llevó los langostinos desde Sanlúcar.

De ahí el mosqueo que debe de tener el Tío de la Mariscada: que la socialista UGT se haya vuelto de pronto tan aficionada a Mariscos Emilio. Estos de la UGT no han salido en la foto, pero sí en la factura. Se han retratado en la dolorosa que les pagó la Junta. Por lo cual hemos visto que hay dos clases de intrusos: los intrusos de los ERE y los intrusos de la mariscada, sin la veteranía del tío de la cachimba. Son unos novatos. Tienen que mangar más langostinos para coger más práctica, como aquel alcalde de Cádiz que tenía el hombre un solo brazo, y a quien en la Cuna de la Libertad le concedieron el título del Manco Que Más Rápido Pela Los Langostinos del Mundo a Una Mano.

En la factura yo creo que se la han colado a estos intrusos en la mariscada. A nuestro Tío de la Mariscada no le hubiera pasado eso, porque él es un profesional, no un aficionado a los mangazos. Pone en la dolorosa que cobraron 1.080 euros (que pagamos todos, vamos) textualmente por "30 langostin ración". ¿Pero qué es esto, Dios mío de mi alma? ¿Son ciertamente 30 raciones de langostinos, o son 30 "langostinos de ración", que es una cosa muy distinta? Ya sabe usted qué significa "ración" en los restaurantes. No es la cartilla de racionamiento que aún tienen en el paraíso comunista de Cuba, no: "ración" en los restaurantes es granja, vivero, acuicultura. "Lubina de ración" es lubina de granja, no lubina de campo. Y "langostin ración" puede ser langostino de ración, de vivero, de esos que parecen de plástico, que no saben a nada y por los que gente, paradójicamente, mata y muere, y trinca y manga, y se juega el prestigio de unos sindicatos que en lugar de defender a los trabajadores copian las peores costumbres marisqueras de la patronal.

La cuestión es que tanto escándalo marisquero hay en estos sindicatos que han roto en granujones que habrá que cambiar la letra a "La Varsoviana", el himno revolucionario del estribillo de "A las barricadas". A "La Varsoviana" habrá que llamarla "La Sanluqueña", por aquello del langostino. Porque con esta letra, los mangones de la UGT en Puerto Delicias dieron el cante. El siguiente cante: "¡A las mariscadas, a las mariscadas,/ langostinos de Bigote para tós/ a las mariscadas, a las mariscadas/ que la Junta esto todo lo pagó, ya lo pagó!". Que empieza: "Hijos del pueblo que mangáis mariscos,/el langostino que estáis viendo ahí/es mejor que aquellos que llevó Borbolla/el año la pera al mismo París..." Etcétera