Y digo yo en mis cortas luces, que hay que ahorrar electricidad y las bombillas de mi caletre las tengo de bajo consumo: ¿qué necesidad hay de ponerle en Sevilla una glorieta a Marcelino Camacho? ¿Qué relación tuvo este señor con Sevilla? Que conste que, por la santa gloria de su jersey de cuello alto, no estoy poniendo en duda los méritos sindicales, cívicos y políticos de aquel luchador, fundador de las Comisiones Obreras, trabajador de la Perkins, que dio la cara ante la dictadura para conseguir estas libertades sindicales que, ay, ahora aprovechan muchos para ponerse de langostinos hasta la mismísima corcha, y para pegarse cuchipandas en la Feria con cargo al dinero público, o para vivir como pachás en su conducción de liberados. De liberados de la espiocha.

Si se trata de poner en el rótulo de una glorieta los nombres de quienes lucharon por la libertad sindical, en Sevilla hay escribir "Soto, Saborido y Acosta". Fernando Soto, Eduardo Saborido y Paco Acosta, los tres dirigentes sevillanos del Proceso 1001. Símbolos de la que llamaron entonces "lucha obrera", detenidos y encarcelados por intentar ejercer esos derechos frente a la dictadura y encartados en el Proceso 1001, cuya vista oral coincidió, lo que son las cosas, con el día del asesinato de Carrero Blanco por la ETA. Soto, Saborido y Acosta sí que tienen que ver con Sevilla. Son Sevilla pura de barrio. Usted quizá no haya visto caérsele dos lágrimas a Eduardo Saborido delante del paso de la Esperanza. Yo sí que lo he visto. Momento en el cual comprendí que Antonio Núñez Herrera tenía toda la razón con su libro sobre nuestra Semana Santa. Si se trata, por tanto, de rendir homenaje a la lucha por la libertad sindical, en Sevilla hay que poner los nombres de Soto, Saborido y Acosta.

¿Le honra a Zoido ponerle una Glorieta a Camacho? ¿O eso confunde y mosquea a parte de sus votantes? Los votantes de Zoido, viéndolo descubrir hoy el nombre de Marcelino Camacho en Amate se creerán que esto no ha cambiado nada, que siguen los otros. Prontito iba a hacer igual Montseirín: ponerle una glorieta a un señor de la otra acera, a un facha, como Zoido se la pone a un rojo. Para no hacer igual que los de antes, este Ayuntamiento acaba haciendo exactamente igual que los de antes, dedicar glorietas a los Marcelinos Camachos. Los de antes, "al enemigo ni agua"; estos 20 concejales, 20, "al enemigo, gloria bendita, para que no nos digan que somos unos fachas".

Pero como esto es contra natura, por muy liberal que parezca (el liberalismo a veces es el disfraz de la cobardía), al final le acaban diciendo a Zoido lo de facha. La iniciativa de la glorieta partió de Izquierda Unida y Zoido la hizo suya. Tan suya, que ahora IU lo acusa de apropiársela, inaugurando la glorieta por su cuenta para salir en la foto. Otra foto más, en plan Kodak Marcos. Hasta le han dicho: "Camacho dedicó su vida a combatir los valores de la derecha propios de Zoido". Los de IU quieren inaugurar la glorieta por su cuenta, sin protagonismo de Zoido. Un lío. Y todo por estos brindis al sol de querer ocultar el complejo de derechas con progresismos de guardarropía y Tintorería Larios de la mala conciencia.