Lo he pensado viendo que por una vez, y ojalá sirva de precedente, la inmensidad los terrenos de la Feria está siendo utilizada en estos días. Por dos circos, dos: el Gran Circo Alaska y el Circo de Berlín, vulgo Berlin Zirkus, que han hecho una "joint venture" o una UTC, una Unión Temporal de Circos, y se han instalado juntos, para disfrute de la chiquillería en estos días del antiguo puente de Tosantos, ahora del maldito y dichoso Jálogüin que me niego a escribir en inglés y pongo tal como suena con el chiste que a todos nos ha llegado por el teléfono móvil: el niño que lo vistieron con la equipación del Betis en lugar del habitual disfraz de Drácula, y el pobrecito mío no daba miedo, sino lástima. (Y nada digo si lo visten de sevillista con 7 pepinos, 7).

Así como está ahora el Campo de Feria, utilizado por dos circos, es como tenía que estar todo el año: produciendo, sirviendo para algo y quitando mamarrachadas de Sevilla. Allí debería el alcalde cumplir con los compromisos que tenga con el Virrey Pulido y, por ejemplo, plantificar las carpas de los Iberos en vez de ponerlas en plena Plaza de San Francisco. Y aquello que pusieron delante de San Fernando, las carpas gastronómicas de una de las dos Castillas, igual: dejar la Plaza Nueva tal como está, que está divinamente, y llevarse las mamarrachadas al Campo de Feria, que está muerto de risa todo el año, improductivo. Y lo más reciente de Asaja con su tractor y sus animalitos como de Feria del Campo, pues ídem, ¡a la Feria con él!

Y ahora que se acercan las Pascuas, pues en vez de convertir La Alameda y La Encarnación en una Calle del Infierno cutre, con el trenecito, los camellos, el Belén viviente y el sursum corda, pues llevarlo todo al Campo de Feria. -

Pocas ciudades se permiten el lujo de Sevilla, de tener esta extensión enorme del mismísimo borde de su casco urbano sin utilizar para nada todo el año. El Real de la Feria, las calles con nombres de toreros, perfectamente urbanizadas y reutilizables para mil cosas, tiene 450.000 metros cuadrados. Los aparcamientos para 20.000 plazas, 500.000 metros cuadrados. Extensiones a las que hay que sumar la Calle del Infierno y su estacionamiento para los vehículos de los feriantes. Un terreno que va prácticamente desde la orilla del río hasta Tablada. Que puede servir para mil cosas, hasta para beatificar a Sor Ángela, como ocurrió con Juan Pablo II, el Papa que bajó a los infiernos, a la Calle del Infierno hecha Gloria, y se postró allí ante la Pura y Limpia del Postigo.

¿Es lógico esto, todo ese terreno de la Feria desaprovechado y cercado todo el año, que no sirve ni para práctica de las autoescuelas, y la ciudad convertida cada dos por tres en una Calle del Infierno o en una Feria horrorosa de carpas comerciales? Como que yo no sé cómo Gordillo y Cañamero no han invadido ya el Campo de Feria como finca improductiva, tal como hicieron con Las Turquillas. Ahí sí que se ganarían una buena portada del "New York Times" sin necesidad de ponerse en cueros vivos en la piscina de Moratalla.