-- No se puede cruzar, está pasando una procesión.

-- Pues sí se puede. Mire usted, señor cateto: se puede cruzar, porque los sevillanos sabemos andar por las bullas y no nos quedamos parados en las esquinas formando tapones como ustedes, codo con codo y con la cara apretá. Y además, señor cateto, que lo que está pasando no es una procesión, sino una cofradía, que es muy distinto.

Una bulla en pleno centro y en Domingo de Ramos no tiene mérito alguno. Es un producto natural sevillano. En Sevilla la primavera produce azahar, cofradías y bullas. Por eso cuando tiene mérito de verdad que se forme una bulla buenecita es ahora. Hay que echarle mucha imaginación y muchas luces, y mucha factura de Endesa para que la calle Tetuán esté empetada como si estuviera pasando La Paz camino de La Campana.

Yo me meto mucho con Zoido. Todo lo necesario e incluso más, especialmente por no poner sus diez pares de co...ncelajes sobre la mesa para gobernar con mano dura en vez de pastelear. Pero todos los años le dedico a Zoido este ya tradicional artículo del puente de la Purísima, en el que le elogio su invento: la bulla "sin". Zoido ha inventado la bulla del centro sin cofradías, lo que tiene tanto mérito que debería patentarlo. Que inventen ellos, no: inventemos nosotros la bulla de las Pascuas de Navidad y Reyes, que pone La Alameda como si siempre estuviera pasando por allí el barco de la Amargura o el palio de la Esperanza Macarena. Como la cerveza "sin", como el café sin cafeína, el pan sin gluten, el tinto sin alcohol o el turrón sin azúcar, Zoido ha inventado la navideña bulla "sin": sin cofradías.

Y como no hay bulla en Sevilla sin tambores y cornetas, ha añadido este año a su invento lo que le faltaba: las bandas. Lo de ayer del Congreso de Bandas es el sueño de los que han convertido una Semana Santa sin fe y sin devoción en un espectáculo: una bulla detrás de los tamberos y cornetas solos, sin pasos, sin Cristo ni Virgen. En Sevilla todo lo que se celebre en la calle, gratis y con tambores y cornetas tiene el éxito asegurado. Lo callejero, de balde y con una banda dale que te pego con el chunda-ta-chunda, éxito seguro. Y bulla segura.

Y más méritos de Zoido. La bulla se producía siempre en torno a algo tan sevillano como el cortejo. Salvo ayer en las horas del desfile de las bandas, la presente es una bulla sin cortejo. La gente no va a ver pasar una cofradía o la Cabalgata, sino a contemplar el propio espectáculo de la bulla bajo las luces. Todos con la cara muy contenta. Con todos los carritos de niños chicos del mundo, ésos que están hechos para que en la bulla te peguen en todo el tobillo, ¡plas!, ay, usted perdone, y veas las estrellas, pero las estrellas de Hollywood, las buenas. Bulla de la Avenida, bulla en la Plaza, bulla en El Salvador, bulla en la calle Tetuán, bulla en La Encarnación, bulla en La Alameda.

Y todos muy contentos. Y los bares y los veladores, a tope. Y las tiendas, llenas, que es de lo que se trata. Con tanta gente en la calle, con tantos empujones, es que ni se ven los que van con la bolsa de compras en la mano. Que es el fin último para la que fue creada la bulla sin cofradías de Zoido: para ver si se anima la Ciudad Tiesa, la Capital del Paro.