ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


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ABC,  26 de enero de 2014
                                
 
A Álvaro Domecq, sobre "Flor Azul"
 
 Mi muy querido y jerezanísimo Álvaro: de entrada, perdona que te diga de sopetón una cosa sobre el nombre del triunfal toro de tu hierro de Torrestrella que en la plaza venezolana de San Cristóbal se ganó por su bravura el supremo honor del indulto. Si no te lo digo, reviento: hay que ver los nombres tan mariquitas que les pones a los toros... ¡Cuidado que llamar "Flor Azul" a un toro! Eso es de imitador de estrellas, hombre, por Dios, no de Torrestrella. Mira: una cosa es querer criar toros con los ojos verdes, color cuplé de Rafael de León para La Piquer, como Villalón, y otra muy distinta ponerles estos nombres de pluma total. Menos mal que "Flor Azul" demostró la casta que debía, y logró lo más emocionante que puede contemplarse en una plaza, tan verdad suprema como la muerte: el indulto.

Y le damos ahora marcha atrás a la moviola del tiempo, y no eres Álvaro Domecq, sino Alvarito, el hijo de Don Álvaro. El que cuando el padre Alarcón de la Lastra S.J. organizaba en Portaceli las Fiestas Rectorales llegaba con un caballo tan blanco como el de Santiago, que le traían de Jerez para que los sevillanos nos quedáramos con la boca abierta. Y como para mí sigues siendo aquel Alvarito del colegio, te digo: lo que te habrás acordado de Don Álvaro en aquella plaza venezolana, cuando el presidente sacaba una emoción en forma de pañuelo color naranja. Dicen las crónicas que llorabas al ver aquel pañuelo y al toro cogiendo puerta, de regreso a la vida. Yo sé por qué llorabas. Por lo mismo que evoco yo ahora. Por lo orgulloso que habría estado tu padre Don Álvaro al saber que la Casa Domecq cría toros para que sean indultados a ambas orillas de la mar oceana. Porque esto de "Flor Azul", el del nombre mariquita, el toro negro que llevaba el número 107, la divisa azul y oro y como señal la oreja izquierda rasgada, es absolutamente de marca para el Libro Guinness. Que indulten un toro no es noticia. En España se indultan muchos toros últimamente. Demasiados. Lo insólito de tu "Flor Azul" es que hayan indultado en Venezuela a un toro que viajó en avión poco menos que con la tarjeta Iberia Plus. Cuando te escribo creo que no se ha corrido aún el encierro de Miura que embarcaron en Sevilla en el mismo avión que tus toros. Antes de que salieran de chiqueros, hubo mala suerte para la corrida de Miura y un toro murió asfixiado, no sé si en el aire o ya por tierra. Eso puso un poco de tristeza a esa noticia de los toros cogiendo el avión, que llevaba el cachondeíto puesto. ¿Sacaron los toros tarjeta de embarque? ¿Les buscaste unos billetes "low cost" o iban con tarifa plena? ¿Les cobraron el pienso a bordo, como a nosotros cobrarnos suelen ya hasta una cocacola que pidamos? ¿Tuvieron que pagar exceso de equipaje o exceso de trapío? ¿Qué pidieron, ventanilla o pasillo?

Yo sé lo que pidieron. Yo sé lo que pide tu "Flor Azul". Pide poetas. Pide octavas reales marca de la casa. O pide esa anotación con divisa azul y oro en el Guinness. Ha sido el primer toro indultado después de viajar en avión desde Sevilla a Venezuela. ¿Qué vais a hacer con él cuando esté curado? ¿Dejarlo allí en América para padrear vacas de hierros indianos? ¿O traerlo de vuelta a Los Alburejos? No, si a este toro le va a terminar dando Iberia la tarjeta Club Fiesta de viajero frecuente, Alvarito...

No sé si estarás ya de vuelta en Jerez o si andas todavía por las Américas. Espero que te llegue esta carta como la que le puse a Don Álvaro cuando estaba tan malito en la UCI y dicen que mi "arriba los corazones" lo sacó de ella, por lo que tus sobrinos Luis y Antonio, agradecidos, hasta me brindaron en la plaza de Sevilla un toro que lidiaron por colleras. Y pensando en Don Álvaro, en sus partidas de dominó con Curro y El Potra en el silencio por "Espléndida" en Los Alburejos, yo levanto ahora mi copa por tu toro pasajero de avión que indultaron, y por la verdad de la Fiesta en estos tiempos de tribulación del toreo. Mejor hora para brindar no puede ser. Como diría tu padre Don Álvaro, "es La Ina en punto".

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