Para que luego digan que Sevilla no es mágicamente maravillosa. ¿Pues que no que estamos hablando de la Fuente de los Meones de la Puerta Jerez y los Meones famosos hace ya lo menos setenta años que no están en la Puerta Jerez? Y, oh portento, le seguimos llamando la Puerta Jerez a un lugar donde hace ya 150 años que no hay puerta ninguna: la Puerta Jerez fue derribada en 1864. ¡Ayer por la mañana! Por eso nos acordamos tanto de ella. Y con tanta insistencia, que siguió cumpliendo funciones defensivas tras ser derribada. La Puerta Jerez resistió con su nombre a la dictadura de Franco, en la ciudad que se entregó a los franceses en 1808 y a los nacionales mucho antes que en 1939 ganaran la guerra, ya en 1936. En el nomenclátor de la dictadura, la Puerta Jerez fue "Plaza de Calvo Sotelo". Pero nadie le decía Calvo Sotelo a la Puerta Jerez. Como no le decía General Mola a La Alfalfa; ni Queipo de Llano o José Antonio a la Avenida; ni General Franco a La Magdalena. Nada más fácil y a favor de corriente que lo que hizo Luis Uruñuela en el primer Ayuntamiento de la democracia: llamar oficialmente a las calles y plazas de Sevilla tal como los sevillanos habían seguido llamándolas.
Pero íbamos por los Meones, antes que nos liáramos con el callejero. Hablamos de los Meones y muy pocos sevillanos conocieron a la fuente de Delgado Brackenbury con sus orinantes de antes. Esa fuente se puso cuando Sevilla quiso ser Madrid. Sevilla, con tanta personalidad, copió a Madrid a comienzos del siglo XX: a modo de Gran Vía, hizo los ensanches de Génova, Gradas y Cardenal González para abrir la Avenida. Y al final, como resultaba una plaza tras los derribos de Santo Tomás y de la Puerta Jerez, pues plantaron una versión local de la Cibeles. En forma de fuente de la Diosa Híspalis. Cuyo modelo dicen que fue la cantante Trini Ramos, la "Triniá" de la Puerta Real de la canción de Salvador Valverde, Rafael de León y el maestro Quiroga; o dicen que fue una tal Consuelito para la cabeza y la violinista Gracia Infante para el cuerpo. La Diosa Híspalis, símbolo de Sevilla, avanza sobre un trono que llevan unos amorcillos, jinetes en unas tortugas. Así va Sevilla siempre: a paso de tortuga. Y alrededor estaban los llamados Meones, que muy pocos sevillanos vivos alcanzaron a conocer. Para mí que los Meones estaban muy mal puestos. Las tortugas, vale; ¿pero los Meones? Mucho más simbólicos de Sevilla hubieran sido en esa fuente los Cagones en vez de los Meones. Así somos los sevillanos, y me apunto el primero: cagones. Tela. Miren, por ejemplo, lo que han tardado las cofradías en pronunciarse contra la retirada de la reforma de la Ley Aido del Aborto; y, además sólo lo han hecho algunas: las de Triana (por aquello de Estrella Valiente), la de San Isidoro y pare usted de contar.
Sevillanísima hubiera sido la Diosa Híspalis de la Puerta Jerez avanzando sobre tortugas con los Cagones a su alrededor. Palabra que viene en el DRAE: "Cagón: dicho de una persona, muy medrosa y cobarde". Como que yo no sé cómo Fernando VII le concedió a Sevilla en 1817 el título de "Muy Heroica", sería en Modo Ironía On: de cachondeo. Porque el Deseado nos tenía bien calados, pues los cagones sevillanos lo recibían en triunfo tanto como Rey Absoluto que como de Rey Constitucional, lo que fuera haciendo falta. ¿Qué hay que gritar ahora? ¿"Vivan las caenas" o "Viva la Pepa"? Aquí se grita lo que haga falta: "Tú no te vayas a significar".
Y al final, pero no lo último: que digo yo, Don Zoido, que mejor que gastar el dinero en restituir unos Meones que nadie recuerda, ¿por qué no volver a dejar toda la Puerta Jerez tal como estaba antes que la estropeara Monteseirín? De eso sí nos acordamos todos: de aquella plaza perfecta, sin fuente horrorosa del 27, sin bancos de Ikea, sin catálogo de farolas, sin desfiladeros entre palmeras. Por aquello de los duales sevillanos, si restituyen esos amorcillos de piedra, tendremos en la fuente a Los Meones y en toda la Puerta Jerez representados a los Cagones. A los cagones de los sevillanos que no protestamos por cómo Monteseirín se cargó la Puerta Jerez y por cómo Zoido, a pesar de sus 20 concejales, 20, no se atreve volver a dejarla tal como estaba de bonita.
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