ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla,  27 de noviembre de 2014                 
                                
 
Nicolás no es ná

 

Dijimos ayer que, por si no hubiera suficientes rupturas en la Patria, los españoles estamos ahora divididos en otros dos bandos: los que creemos que el Pequeño Nicolás es un chufla chupacámaras y los que están convencidos que de verdad es un espía, un agente del CNI que sabe tela y que como se ponga a "opá, que ví a largá" va a temblar el misterio. Salvo ilustres excepciones, aquí en Sevilla somos más bien del primer grupo. Estamos convencidos de que ni Pequeño ni Grande (de León): sabemos que este Nicolás no es ná. Pero ná de ná. Un impostor. ¿Y saben ustedes por qué lo afirmamos con tal firmeza? Porque le hemos hecho la verdadera prueba del 9, que es la prueba del algodón de limpiar plata de varales en una cofradía, y resulta que es más falso que los duros de Cobián. La prueba sevillana de la falsía de Nicolás no tiene nada que ver con el CNI, ni con La Moncloa, ni con La Zarzuela, ni con Soraya Saenz de Santamaría ni con nada. Vean el argumentario completo:

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien, habría salido retratado con Rivera Ordóñez y sin corbata en la inauguración de la Lonja del Barranco, donde lo tenía a huevo, como dice la propaganda soez de aquello en la trasera de los autobuses.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien ya lo habría invitado a almorzar Susana Díaz en su comedor de cinco tenedores de San Telmo para que no se enterara nadie.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien su nombre habría sonado en las quinielas del pregón, o por lo menos como pregonero de las Glorias.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien tendría cien fotos con Victorio y Luchino.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien tendría otras cien fotos con Los del Río.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien, Mario Niebla del Toro habría mandando un guasap invitando a algo de este muchacho con Carmen Lomana en el Alfonso XIII.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien lo habríamos visto yendo a los toros de gañote, en un burladero del callejón, porque en Sevilla no eres nadie si no vas de balde a los toros.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien hubiera estado en el balcón del atrio de la basílica viendo salir a la Esperanza Macarena al lado de Javier Arenas y de dos o tres ministros.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien habría pegado un mangazo importante de palco de Semana Santa por la cara en la Plaza de San Francisco.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien tendría al menos dos fotos con el cura Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp tras una función principal de instituto.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien habría presidido con Julio Cuesta en la Fundación Cruzcampo por lo menos dos actos presentados por Paco Robles para que diga lo suyo del agua Solans de Cabras y la cerveza.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien entraría de válvula a los estrenos de las óperas en el Teatro de la Maestranza, y por el "Don Giovanni" es que ni se le vio.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien se le habría visto pegando mangazos de partidos en el palco del Betis o en el del Sevilla.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien te lo habrías encontrado en el potaje que da Miguel Gallego en su caseta el domingo antes de que empiece la Feria.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien lo traería Tomás Terry a gastos pagados como famoso cazado a lazo para la inauguración del Sicab.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien iría al Rocío con Triana y seria íntimo amigo del Soto.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien habría estado en el debú del niño torero de Rafa Serna e iría al Rocío con Sevilla.

Si el Pequeño Nicolás fuera alguien se le habría visto en la barra de Trifón dándole al lomo en manteca; o en El Rinconcillo con los pavías; o en Casa Ricardo con las croquetas; o en el tinto glorioso de Casa Morales... Pero nada. No es nadie. Cómo será de embuste gordo lo del Pequeño Nicolás que ni siquiera tiene una foto con Zoido...

                     

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