ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 16 de marzo de 2015                 
                                
 

El Índice Langostino

A los economistas y a los políticos se les van las mejores. Están empeñados en convencernos de que la tormenta de la crisis va para Carmona y no se hartan de citar indicadores económicos, que si el Ibex 35, que si el PIB, que si el IPC... Dicen ellos. Pero la realidad es que la gente sigue asfixiada; que el centro de Sevilla es un festival de locales vacíos por alquilar; que cada día más empresas pegan el cerrojazo y más negocios el barquinazo...

-- Buen nombre para un bar, usted...

-- ¿Cómo que buen nombre para un bar?

-- Sí: el Bar Quinazo. ¿No había en la calle Puente y Pellón uno pequeñito que se llamaba el Bar Quito? Pues nada más adecuado para las actuales circunstancias económicas que el Bar Quinazo: "Especialidad en concursos de acreedores".

Que venía diciendo, antes que se me metiera aquí el guasón sevillano de guardia, que los políticos y los economistas dirán que la crisis ya está dando las boqueadas, pero los bancos siguen sin aflojar la tela de los créditos y la gente sigue pasándolas canutas. Por lo que no nos creemos la bonanza que anuncian. Cuando esos señores tenían ayer en el ABC un reportaje empresarial patrocinado por el BBVA que sí que es un buen indicador económico y sí que da esperanzas. Pero se les ha ido vivo el tema, y ha tenido que ser el periódico el que lo ponga, con una foto de mi admirado Antonio Guerrero junto a sus emprendedoras hijas Carmen y Nani. Si los políticos anduvieran listos, Susana Díaz, con el griterío habitual que gasta en los mítines, porque no habla, chilla (más que todas las vecindonas del Corral del Cura juntas), podía haberse puesto la medalla:

--- Cómo lo estaremos haciendo de bien, compañeros y compañeras, que hasta Emilio va a abrir tres nuevas marisquerías...

Es el Índice Langostino. Mucho más fiable que el Nasdaq y el Nikkei juntos. Como aquello de la General Motors y Estados Unidos, lo que es bueno para Mariscos Emilio es estupendo para Sevilla. Que el muy emprendedor Antonio Guerrero vuelva al esplendor de gloria de otros días de sus antiguas 12 marisquerías, 12, por todos los barrios de Sevilla es el mejor indicador del retorno a la prosperidad. Antonio Guerrero, como sabrán, es Emilio. Se escribe Antonio Guerrero, pero se pronuncia Mariscos Emilio. Como lo del Vaticano empezó con Jesucristo bajando la rampla de entrada en Jerusalén montado en una borriquita, así lo de Mariscos Emilio comenzó con el limpio canasto de gambas, camarones y bocas con el que el abuelo de estas niñas emprendedoras vendía marisco por el Parque, compañero del mítico Brazojierro. Del canasto en el brazo, Emilio pasó a un rinconcito de Los Corales en la calle Sierpes, ya con cigalerío, langostinerío y piezas de caza mayor marisquera. Y de allí, a La Mar: a la mar de marisquerías por los barrios. Heredero sociológico en López de Gomara y en Alcalde Juan Fernández de la terraza de Baturone con la paga del 18 de Julio, Emilio socializó el marisco, que hasta entonces sólo probaban los señoritos de Los Corales. Y así surgió su emporio, ahora estabilizado en 5 acreditados establecimientos, 5, como el de la Plaza Cuba, con ese escaparate que es como el de Show el joyero... pero en ostras y en percebes.

Y tiene más mérito lo de la ampliación de Emilio porque ya no está en el Ayuntamiento el Tío de la Mariscada, que podía quedarse él solito con toda la producción, y como ahora tiene que pagarlo de su bolsillo, es que, vamos, ni toca el bigote de un camarón de Coria. Yo me alegro tela por el muy trianero y trabajador Antonio Guerrero. Me alegro que sus negocios facturen 3,5 millones de euros al año. ¿Cuántas cazuelas de gambas al ajillo hay que servir para facturar 3,5 millones de euros, Dios mío de mi alma? Y me alegro sobre todo por el langostino como indicador económico de la superación de la crisis. Pasada la etapa del Bar Quinazo, parece que volvemos a pelar langostinos en Mariscos Emilio, como junto al puente de Triana me cuentan que siempre está de bote en bote ese Bar Ranco de un Rivera que no es el de Ciudadanos, sino el que ha dado la cara por Vox en su defensa de los padres divorciados.

 

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