ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 14 de abril de 2015                 
                                
 

 

 

Tres militares

Ea, vamos a abrir ese pañuelo que es el mundo, en este pueblo que gracias a Dios sigue siendo Sevilla, donde nos conocemos todos. Jaime Luis Carvajal García-Corona, el chaval que se pegó el castañazo gordo con la bici frante a Capitanía y que se salvó gracias a los primeros auxilios, vitales, que le prestaron tres militares, es bisnieto de Angelita Huesca. Escribo en sevillano antiguo el nombre de su disabuela materna: "la San Joaquín". La marquesa de San Joaquín. La que sin presumir de emprendedora, como ahora se suele, y sin subvenciones, levantó ella solita el Hotel Doña María a los pies de Giralda, mucho antes que el turismo estuviera de moda. Sí, la que ideó hacer esa piscina de su azotea, única en el mundo, digna del Guinnes, donde te puedes retratar en bañador delante de una muchacha de bronce a la que llamamos Giralda.

Sigo con la historia de la familia materna del chaval, en este pueblo que es Sevilla. En este diario Gatopardo con tantos fines de raza y de época que esa Vieja Dama de bronce me tiene encomendado le escriba. La bisabuela materna del muchacho, la marquesa de San Joaquín, cuentan las crónicas que ha sido la sevillana que con más gracia ha llevado el mantón de Manila. Un tío de la Jefa de mi Casa Civil, Antonio Fernández Gallardo, entonces teniente piloto de Aviación en Tablada, nos recordaba que era tan guapa que en la guerra estaba prendado de ella medio bando nacional. Y fue esta emprendedora Angelita Huesca madre de Federica Vallés, condesa de Albalat, la abuela materna del ciclista Jaime. Que es hijo de Rafael Carvajal Murube, perteneciente a una saga familiar de ilustres militares, los Carvajal Raggio, y de Miriam García-Corona y de Vallés. Un ciclista de 21 años con tan mala suerte en el accidente como tan buena fortuna del lugar donde le ocurrió.

Tras el topetazo con el coche, Jaime pudo quedarse en el sitio. Si hubiera sido otro sitio y no frente a Capitanía. Tengo agujetas en la boca de pedir que se enseñen primeros auxilios en las escuelas y en los institutos, en los clubes y en las asociaciones de vecinos. Con lo que todos sabemos de primeros auxilios (es decir, nada), si el accidente con la bici lo llega a tener Jaime Carvajal en otro sitio que no hubiera sido frente a Capitanía, a esta hora usted conocería toda esa historia familiar que he recordado. Pero con la particularidad de que esos nombres los hubiera usted leído como dolientes en una de esas novelas que suele haber dentro de una esquela del modelo 5 en ABC. -

Largan mucha fiesta contra los militares. Es más: viste socialmente criticar y ofender a los Ejércitos. Es muy políticamente correcto declararse antimilitarista. Pues miren ustedes: yo soy todo lo contrario, ¿passssa algo? Me gusta más una "Convidá a Patria" en Capitanía que a uno del inútil Consejo de Cofradías contar nazarenos en La Campana. Y este triste lance del desgraciado accidente de Jaime demuestra los valores militares y el servicio de las Fuerzas Armadas a la sociedad. Tras el bicicletazo, fueron tres profesionales de la Sanidad Militar los que salvaron al chaval en un charco de sangre. Que llevaba lo que en los toros llaman una cornà de caballo. O peor. Medio degollado y desangrándose. Por muchos menos murió Paquirri en Pozoblanco. Salieron de Capitanía los tres sanitarios "de intervención inmediata" y con ellos le llegó a Jaime nada menos que la vida. ¿Novios de la muerte? No: ¡amantes de la vida! ¿Y las que salvan estos servidores de la Patria no en la Avenida de Portugal esquina a Diego de Riaño, sino lejos, en las misiones internacionales del Reino de España? Y como espero que los paisanos pedirán, como servidor aquí ahora, una máxima condecoración civil para estos tres militares, a fin de facilitarles la instancia de solicitud oficial tengo el honor de escribir sus nombres: teniente coronel médico don José Manuel del Solar Pérez; teniente coronel enfermero don Antonio de la Hoz Pico y cabo sanitario don Miguel Abnegó Zafra Fernández. Si Angelito Huesca fue la bisabuela de Jaime, estos tres ejemplares militares son ahora como sus padres. Gracias a ellos volvió a nacer. Frente a Capitanía.

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