ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 20 de julio de 2015                 
                           
 

He oído campanas

He oído campanas y sé dónde. He oído campanas de campanazo. Y son las que siguen...

San Gonzalo.- Para esa IU que le emprestó los votos de investidura a Juan Espadas y que ya ha plantado la inconstitucional bandera tricolor de la II República en sus despachos municipales, en Sevilla hay dos problemas importantísimos, que se ha apresurado a plantear. ¿El paro y la corrupción, dice usted ? No, los dos problemas son, a saber: que Queipo de Llano está enterrado en la Macarena y que las campanas de San Gonzalo producen "contaminación acústica" que molesta a los vecinos. Se necesita ser cursi para llamar "contaminación acústica" a la voz de Dios y de la Iglesia hecha hermosura del sonido de bronce. De modo que ya lo saben: el repique de la Giralda es "contaminación acústica". ¡Tequiyá! ¿Protestaría igual IU si en San Gonzalo pasara como en Marbella, donde aquel inglés que se compró un chalé junto a la mezquita protestó porque la salmodia del almuédano llamando a la oración desde el alminar no le dejaba dormir la siesta? San Gonzalo es la Iglesia, y contra la Iglesia todo vale. !Pues anda que si supieran por quién San Gonzalo se llama San Gonzalo! Pues por el marido de una señora por la que Santa Genoveva se llama Santa Genoveva. La respuesta la tienen en una basílica...donde ellos no ponen un pie, porque no creen en la Madre de Dios ni en su Hijo de San Lorenzo.

El cura de San Leandro.- Ay, si se hubiera consumado el crimen que pensaba el asesino de Don Carlos Martínez... La que habrían liado las feministas con el asesinato de género. Pero como era un cura, ni el alcalde fue a su misa de corpore insepulto en San Leandro. Sí fue mi admirado Señor Arzobispo. Que dio una lección a los políticos. Estaba ya de veraneo en su Sigüenza y no pensaba volver hasta la Novena de la Virgen. Pero cortó las vacaciones y se plantó aquí al conocer el asesinato del cura de San Leandro. Igualito que los políticos, que como les fastidiaba cortar el veraneo para venir el 11 de agosto al homenaje a Blas Infante en el aniversario de su fusilamiento, cambiaron la fecha del tributo anual por la de su nacimiento, en julio, no en agosto. ¿A quién se le ocurre que lo fusilen a uno en agosto, para que estos tíos que viven de Blas Infante tengan que interrumpir sus vacaciones? ¿Son arzobispos de Sevilla o algo? ¡Pues entonces!

Zurrapa con poyete.- Al primer tapón de Juan Espadas, zurrapa del poyete de la calle Betis. Como lo de Zoido era continuar con el modelo de ciudad de Monteseirín, lo de Espadas es seguir el No Modelo de Zoido. Ponerle una reja al poyete de la calle Betis es una mamarrachá qué yo me creí que Espadas iba a impedir. Y esperando estoy que empiece a quitar alguno de los 13.314 veladores, como ha prometido. A ver si acaba el continuismo para bien, y no para dar por saco a los automovilistas, como me temo.

Victoria y Poli.- Esta tarde, en su Morón, funeral por Victoria Ybarra. La hija de aquel olvidado alcalde de Sevilla, Miguel Ybarra y Lasso de la Vega (1943-1947), cuya marcha a la Argentina tiene una novela por escribir. La mujer de Poli Maza, el conde de la Maza, el creador del fenecido Salón del Toro en FIBES. El que cuando fue alcalde de Morón por la UCD cuenta la leyenda que llegaba al Ayuntamiento y amarraba su caballo a la reja. Villalón puro. Y Libro Guinness: tanto Poli como Victoria fueron alcaldes, los dos, de Morón. Él, por UCD; ella, por AP. Sentiré la ausencia de Victoria Ybarra, mujer de carácter desde que era una niña, la hija del alcalde de Sevilla. Siempre con la verdad por delante. ¡Me echaba unas broncas más cariñosas, pero más gordas, cuando no le gustaba un artículo! Yo he perdido tres grandes abroncadoras, amigas de la verdad y de Platón. Me echaba broncas la Condesa de Barcelona, en tarjetones con su picuda letra de las Irlandesas. Me los echaba Maribel Moreno de la Cova cuando me metía con su Caudillo. Y cuando nos encontrábamos comprando la almohadilla en los toros, me las pegaba Victoria Ybarra. Tres grandes señoras con cero de falsía sevillana. Sin Doña María, sin Maribel y sin Victoria, ¿quién me echará ahora la bronca del cariño?

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