ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 28 de septiembre de 2015                 
                                
 

Butifarra para todos

Parece que a España la ha mirado un tuerto. Pero lo peor es que parece que a Cataluña también la ha mirado un tuerto. Y lo más terrible, que el tuerto en cuestión parece que es el mismo en ambos casos. Y usted, que es bastante más listo que servidor, sabe de qué tuerto se trata el facedor de este gran entuerto al que muchos llamamos España y del Ebro para allá, "Estado Español". Ha debido de ser la mirada del tuerto la que había puesto ingobernable a España y a su constitucional unidad territorial, con un Gobierno central cede que te cede e incumple que te incumple sanciones contra los que no les da la gana de cumplir las sentencias del Constitucional. Todo esto empezó el día que insensatamente ZP dijo que aprobaría en Madrid los papeles que le llevaran los catalanes para su "soberanismo", como se decía entonces. Aunque a mí lo de soberanismo me sonó siempre a moyatoso grande que por las mañanas, con el primer café, se pone ciego de brandy Soberano. No quedó ahí la cosa, y ante el histórico "problema catalán" Rajoy siguió mirando para otro lado con la mayoría absoluta más desaprovechada que quizá haya habido en toda la Historia de España.

Y ahora, ¿qué? Pues que ni el "sí" al separatismo independentista está claro. Van "Juntos por el sí", pero muy poquito juntos, porque hay unos radicales, los de la CUP que no tragan, y como no traguen, adiós, Pampa mía. Que sería lo deseable. Porque no creo que nadie vaya a suspender desde Madrid la autonomía que ayer celebró unas elecciones regionales con ansias, cuanto menos, de referéndum escocés sin falda de cuadros. Al precio que sea empezarán "el proceso". Los catalanes ahora al separatismo le han puesto nombre de libro de Kakfa porque evidentemente todo esto es kafkiano. Los "Juntos por el sí" no están tan juntos, pero han conseguido que de hecho haya dos Cataluñas: la que está por el separatismo y la que ha dado la gran sorpresa de mandar a paseo (de Gracia) a Podemos y de dejar a Ciudadanos, al partido de Juan Marín , como segunda fuerza. Naturalmente que sin Juan Marín. Porque, vamos, lo que faltaba en el lío catalán era Juan Marín por allí. Allí, allí sí que los Ciudadanos son Ciudadanos, y no apuntaladores de regímenes que hace 34 años están ostentando y detentando el poder, sin la menor alternancia política, que como saben es la esencia misma de la democracia.

Viendo anoche por la tele a los zarrapastrosos y chancleteros politicos potavoces de todas estas posturas que ahora van del del tirón al "proceso", todos con sus camisas negras para lavarse poquito y con esas pintas de ser poco amigos del champú, la verdad es que Kichi de Cádiz me parecía Beau Brummell. Endiquelándelos con esas pintas y con esa mugre política y física, me daban ganas de repetir las palabras de Lola Flores en la boda de su hija Lolita en Marbella:

-- ¡Si me queréis, irse!

No se irán. No han sacado mayoría suficiente para irse del tirón. Van al proceso, que traduzco: sacarle a Madrid más pelas todavía de las que ya le sacan. Me alegro, sin embargo, de que el fantasma separatista se aleje de momento. Porque corríamos el mismo peligro de cuando el "café para todos". Cataluña fue la primera región con autogobierno en la naciente España de las Autonomías de la Constitución. Y como se planteó el agravio comparativo y todo el mundo quería las mismas mamelas que los catalanes, Andalucía incluida, vino el famoso "café para todos", causa de los males de los dispendios, derroches y absurdos de las actuales autonomías. Me temía que ayer los de Los Siete Niños de Pujol y los del Tres Por Ciento hicieran el "castellet" del Estat Catalá sin que nadie se pegara el vejigazo como parece que se lo ha dado el que tiene nombre de cadena de supermercados. Corríamos el riesgo de que tras Cataluña, Vacongadas y Galicia quisieran lo mismo: su Independencia de la Señorita Pepis... pagada por Madrid. Y seguro que había en Madrid alguien dispuesto a tragar y a arreglar el problema diciendo como cuando el café: "Butifarra para todos". Así que como los queremos dentro de España, aunque sigan sacándonos hasta la cerilla de los oídos, parece que de momento no se van con la butifarra de su independencia. Aunque nos dejen hasta sin mortadela de aceitunas.

 

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