ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 19 de diciembre  de 2015                 
                             
 

Cartas sobre la mesa

Restaurada la Monarquía por S.M. El Rey Don Juan Carlos (q.D.g.) y, con ella, las libertades patrias, celebráronse las primeras elecciones democráticas a Cortes, que habrían de ser Constituyentes. Y en aquella casa sevillana, como en tantas, se recibió un sobre con la propaganda electoral de la UCD. En una bandeja de plata, una tata llevó la carta a los señores, que tomaban el aperitivo en la salita de la tele. Y aquella sevillana exquisita y delicada, educada en un colegio suizo cuando su familia tuvo que exiliarse durante la II República, dejó su copa de Solera 1847 (a la que Doña María le había aficionado en "Villa Giralda" de Estoril), tomó el sobre, cogió un abrecartas de marfil, lo abrió, se puso las gafas de cerca y leyó la carta electoral que dentro venía. Al concluir su lectura, dijo a su marido:

-- ¡Mira, Rafael, nos ha escrito Adolfo Suárez!

Y él, sevillano hondo y profundo, que llevaba vivido lo suyo en los vaivenes de la hispalense política y estaba ya harto de coles, absorto como andaba leyendo en el ABC el recuadro de Burgos, sin levantar la vista del periódico le dijo:

-- Pues a este señor habrá que contestarle. Contéstale tú, que a mí me da una pereza que me mata...

Sin tata, sin bandeja de plata, sin copa de oloroso dulce, me han llegado 5 cartas, 5, de sendos partidos, pidiéndome el voto.

-- ¿Y a quién va usted a votar, Burgos?

-- Antier te vas a enterar tú de lo que le ponen al puente... y de lo que va a votar Burgos.

Lo que no quita que les comente la cantidad de chorradas que se dicen en estas cartas muñidoras del voto, que, a deferencia de aquella educadísima sevillana, no pienso contestar de ninguna de las maneras. He aquí parte de las tonterías que me dicen esas cartas, que empiezan todas llamándome cosas espantosas: "Estimado/a ciudadano/a", o "Estimada amiga, estimado amigo". "Estimado Antonio" pone otro que tiene un ordenador mucho más costeado que los otros, porque el firmante no me conoce absolutamente de nada. Ah, y todos, menos uno (no puedo decir cuál por ser Jornada de Reflexión), me hablan de tú. ¿Qué confianzas son ésas para tutearme, señores candidatos?

Leyendo las cinco cartas (ninguna de las cuales trae el programa completo, que es lo que interesa), he llegado a la conclusión de que lo mismo da que da lo mismo. ¡Qué cantidad de tópicos! Me dice uno: "Nos jugamos las próximas generaciones. Y yo, honestamente, quiero un nuevo país en que cada hombre y cada mujer, de hoy y de mañana, puedan construir sus propios proyectos de vida con dignidad".

-- ¡La gallina!

º No, la parte avícola viene en esta otra carta: "Lo que nos jugamos el próximo domingo 20 es, nada menos, que seguir avanzando...o retroceder". Lo mismito me dice otro desde las antípodas políticas del anterior: "El 20 de diciembre se decide ese futuro. Por eso pedimos tu voto, para volver a construir un futuro en el que nadie se quede atrás." ¿A que los multan por exceso de velocidad, con tanto avanzar? ¿Pero esto qué es? ¿Una jornada electoral o un embotellamiento a la altura de Húevar en la vuelta del fin de semana en Matalascañas? Espere, esperen, que hay más topicazos: "Ha llegado la hora de tomar las riendas de nuestro futuro."

-- ¡Adiós, Luis Astolfi! ¿Dónde te has dejado el caballo, hijo mío?

El que más razón tiene es uno que se abre de capa con unas letras así de gordas, en las que pone: "Mi abuela decía que nadie se lee este tipo de cartas". Ea, pues su abuela de usted se equivocó conmigo, señor candidato. Yo sí me he leído las cartas de ustedes cinco. Y ésta es la hora en que, aparte que no pienso contestarles, sigo preguntándome qué confianza tienen ustedes conmigo como para que me hablen de tú o me llamen "Amigo". ¡Vamos, ni que yo fuera el cardenal!

 

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