Cada año, por estas fechas, cuando la Junta monta su tómbola para dar el perrito piloto y la muñeca chochona de las Medallas de Andalucía, me acuerdo de aquella chirigota del Love: "Las Melladas Olímpicas", en cuyo estribillo sonaban a hueso roto los ejercicios de las gimnastas españolas que el tipo representaba. Tan desprestigiadas están, tan degradadas, tan tiradas a peluz y a voleo, que más que las Medallas de Andalucía son ya eso: las Melladas. Y eso que a las Melladas no les falta un solo diente en el engranaje de agradecimiento a los adictos al Régimen que padecemos hace treinta y tantos años. Gracias a los andaluces, que conste, que son los que con sus votos afianzan y perpetúan el Régimen de los ERE; el que nos sigue teniendo a la cola de todos los indicadores económicos y sociales de España y de Europa, por ejemplo en paro o en fracaso escolar. Y el que a pesar de la costosa tela de araña administrativa que han tejido no ha conseguido sacar a nuestra tierra del subdesarrollo que denuncié cuando la dictadura de Franco, en un libro de 1971: "Andalucía, ¿Tercer Mundo?". (Libro que, aunque esté feo que yo lo diga, pero aquí si no te echas tú el sahumerio no te inciensa nadie, despertó la conciencia por los problemas de nuestra tierra a muchos de los que desde entonces han vivido tan ricamente de ella...sin resolverlos, pero buscándose un acomodo importante en la vida. Y si quieren empiezo a dar nombres, comenzando por Escuredo...)
Cada año, por estas fechas, cuando miro la lista de los gordos y pedreas de las Melladas de Andalucía, echo en falta a los mismos tres nombres de algo tan nuestro, popular, arraigado y seña de identidad como los cantares. "Quien dice cantares dice Andalucía", dejó escrito aquel gran poeta andaluz, sevillano y trianero ahora proscrito por nacional, Manuel Machado, de quien un día Borges descubrió que, ¡anda!, tenía un hermano. Cada año compruebo que el Régimen de los ERE deja sin medalla a quienes se la han ganado sobradamente en sus vidas enteras entregadas a Andalucía con sus cantares. Hablo de Gracia Montes, hablo de Antoñita Moreno y hablo de Los Romeros de la Puebla. Empiezo por el final, por Los Romeros. Ellos, con la letra de Aurelio Verde y la música de José Manuel Moya en "Viva mi Andalucía" fueron los que pusieron voz ("banda sonora", dice ahora el tópico) a los deseos de autonomía de los andaluces "un 4 de diciembre", como cantó en "Raza Mora" la comparsa del Puerto de Santa María. Aquel 4-D, como no había sido rescatado aún el Himno de Blas Infante, nadie lo conocía ni mucho menos sabía su música y su letra, Los Romeros de la Puebla le prestaron su voz a un pueblo en pie. Aquel 4 de Diciembre de las ilusiones que devinieron en este Régimen despilfarrador que no soluciona nada, la gente rompió a cantar por Los Romeros, a modo de himno: "Andalucía guapa, gitana, mujer morena,/despierta que eres libre, gitana,/ de tus cadenas.¡Despierta!".
¿Cadenas? De la cadena tiraron en la Junta para hacer desaparecer cualquier rastro de agradecimiento a Los Romeros y del espíritu de ilusión de aquel 4 de Diciembre. Vileza y desagradecimiento se llama la figura. Eso, en cuanto a Los Romeros. En cuanto a Gracia Montes y a Antoñita Moreno, no sé a qué esperan los que tanta audiencia para sus soflamas y propagandas en Canal Sur TV consiguen a través del programa "Se llama copla" (cuyo título por cierto sacaron de la letra de una canción que le escribí a Carlos Cano, "Proclamación de la Copla", sin pedirme permiso siquiera.) ¿"Se llama copla", dicen ustedes en Canal Sur? Pues la copla viva tiene dos grandes nombres a los que ustedes ignoran y desprecian cada año. Se llama copla porque se llama Gracia Montes, "que yo soy de Lora, de Lora del Río", y se llama Antoñita Moreno en La Puebla del Río, sortija de oro y cordón de mi corpiño. Anda que el río de las coplas fluye malamente a la hora de parir tan grandísimas artistas de esos cantares que son la esencia pura de Andalucía. De la que viven tantos vividores desagradecidos que os ignoran y desprecian, queridos Gracia de Lora y Antoñita y Romeros de La Puebla.
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