ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 21 de mayo  de 2016               
                             
 

Sevillista por un día

Ruego a mis correligionarios béticos la merced de la clemencia, advocación del Cristo de los Cálices. Por dos días, sólo dos días. Que son la mitad del cuarto de un suspiro comparados con lo larga que es la vida (o lo corta, según se mire). Porque sé que corro el riesgo de que muchos conmilitones del servicio a la patria heliopolitana de las trece barras del Glorioso me quieran matar por cuanto voy a escribir. Son esos verderones medio yijadistas por antisevillistas que no saben que los béticos somos unos señores, y que sabemos estar como debemos estar donde hay que estar y cuando hay que estar. Pues ante lo de mañana, señores, sin abjurar en lo más mínimo de nuestros colores, ni de la Liga de 1935, ni de Luis del Sol, ni de Rogelio, ni de Gordillo, ni de Unamuno, Areso y Aedo, ni del partido de Utrera, ni de Pepe Valera, ni de la Primera Copa que Don Juan Carlos nos entregó para inaugurar su Reinado según los designios verderones de su augusta madre, la Condesa de Barcelona... Ante lo de mañana, y a pesar de todo esto, señores béticos, perdónenme (no me mates con tomate, mátame con bacalao), pero yo, me siento estampillado de palangana. Completamente. Sevillista por un día, como toda su vida lo fue mi alfayate que en gloria esté, que nunca le perdonó a su niño que abrazara la fe blanquiverde.

Soy sevillista dominguero porque no es el Sevilla F.C. el que puede ganarle la Copa al Barcelona, sino porque es España la que debe ganar la Copa del Rey a los que los muy mamones no creen ni en el Rey ni en España, y que con tales convicciones totalmente antipatrióticas y anticonstitucionales no sé qué puñetas pintan jugando una final que lleva esos santos y benditos nombres. Y a orillas del Manzanares, que es el río de ese Madrid del que dicen que les roba; vamos, como si la capital del Reino fuera un carterista en una bulla de la Semana Santa. Dicen que son más que un club. Pues nosotros los sevillanos, sevillistas o béticos, mañana somos no sólo más que un club: somos ni más ni menos que España misma, ¡y que se mueran los feos, como ese presidente que tienen en la Generalidad separatista, que por peinado lleva una fregona teñida de negro!

¿"Esteladas"? ¡Qué "esteladas" ni "esteladas"! Miren ustedes: estamos hablando de la Copa del Rey y de España. Y debemos hacerlo en la lengua oficial del Reino: en español. No seamos tambiém derrotados por su lengua. En la bendita lengua nuestra que los que mañana tendremos frente odian y multan al que la usa para poner los rótulos de sus negocios; en nuestra lengua, "estelado" es lo que deja estela. Estelado queda el barco de la cucaña de la Velá cuando ya los chavales han cogido la bandera por el palo resbaladizo de sebo y se va hacia la Esclusa. Estelada era la "Enriqueta", la barca motora de la ría de la plaza de España, que dejaba una estela de bonita que ni el "Queen Mary". Con la que quieren arrasar la final estos tíos es la bandera estrellada. Y se van a estrellar cuando los sevillistas saquen siete mil millones de banderas de España, de la Unidad Constitucional de España, y se rompan las manos tocándole las palmas al Rey cuando aparezca en el palco. ¡Te quì í ya con tu separatismo, con Pompeu Fabra y sus castas todas! No nos pueden vencer imponiéndonos su lenguaje separatista. La que quieren tremolar como un desafío contra la Patria común es la bandera de la estrella separatista, ¡qué "estelada" ni "estelada"! Esa bandera que es como la de Cuba, pero sin mojito. O como la de Puerto Rico, pero sin piña colada. Sobre las barras de la vieja bandera del Reino de Aragón, al que en realidad pertenecen desde la Reconquista, se han inventado una bandera como de colonia de Ultramar perdida en 1898. Mañana les ganaremos. Tenéis que ganarles, señores sevillistas. Porque ya digo: no sólo ganará la Copa del Rey de España el Sevilla F.C., sino la propia España, a los que quieren destruirla y destronar a su Rey. Entonces, ¿qué leches pintáis en la final de la Copa del Rey de España, y encima en Madrid, so peseteros, que sois unos peseteros, aunque lo disimuléis con el cuento del envergue de la bandera estrellada usada como arma arrojadiza contra la Patria y la nación españolas?

 

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