Como tantos sevillanos, el sol se levanta hoy temprano de su cama de albero por los cabezos de Alcalá de los Panaderos. Bendito madrugón del Corpus. Más temprano, además, este año, que poco después de que den las 8 habrán empezado a salir carráncanos de la Sacramental del Sagrario por la Puerta de San Miguel, que en sevillano se escribe así y se pronuncia "por donde entran las cofradías". Curioso arranque de la procesión del Corpus. Por donde entran las cofradías, en esta mañana del bendito madrugón sale Dios mismo cuando, por decirlo en verso de Rafael Laffón, "a Cuerpo se echa a la calle". Como ya va haciendo calorcita y en la Plaza han puesto hasta velas para que den fresquito, Dios se echa a la calle a Cuerpo. Transustanciado en uva y trigo sacramentales de la Custodia de Arfe, aquel orfebre que tenía nombre de calle del Postigo. Uva en agraz, espigas de un trigo de copla de seises escrita por Muñoz y Pabón con música del Maestro Torres.

Una mañana de sacramental cera roja. Hoy no tocan goterones de cera color tiniebla sobre los capirotes de los hermanos canastillas. Hoy tocan goterones de cera roja sobre el chaqué de los hermanos de la Sacramental del Sagrario, sobre el terno negro de los cofrades de Pasión o de Los Gitanos. Las campanas de la torre mayor certifican en su volteo que Sevilla cree en la transustanciación de ese pan de las espigas del trigo de la Vega de Carmona, de ese vino de las uvas del mosto del Aljarafe, tanto pueblo como en la otra mañana del madrugón, la de la Virgen, por agosto. Pino mayor en la Giganta cervantina, en la Turris Fortissima porque "Señor, Sevilla pasa" y cree en esa transustanciación del pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo. ¿No pusieron anoche los comerciantes sus mejores escaparates en honor de la Eucaristía, en las vísperas nerviosas de este Jueves que en Sevilla sigue reluciendo más que el sol? Pues Dios mismo también pone su escaparate de Corpus en forma de Custodia. Se lo ha montado en plata ese escaparatista que se llama Juan de Arfe Villafañe, un leonés conquistado por Sevilla del mismo modo que ganó al Santo Rey Conquistador, que a esta hora debe de ir ya por los soles de la calle Culebras tras salir de las velas del Salvador con su armiño, su espada y su bola del mundo, que lleva como esperando que lleguen Magallanes y Juan Sebastián Elcano para darle la vuelta, mientras él se da la suya por Francos y Placentines.

En la mañana de este divino madrugón de estandartes y varas, de romero y seises, yo no solamente hago protestación de fe en la sacramental transustanciación de Dios en uva y en trigo. También creo, Señor, que gracias a Ti y contigo es Sevilla la que también se transustancia. Se pone sus mejores galas, como en un Domingo de Ramos sin rampla en del Salvador y sin palmas nuevas en los balcones. Toda la novelería de altares, escaparates y fachadas decoradas de anoche fue eso: la transustanciación de Sevilla, como cuando las bodas del Emperador Carlos en 1526. Sevilla se decora de Sevilla para parecerse a la ciudad que soñamos. Y existe por unas breves horas. De anoche a este mediodía. Todo sigue siendo como era. Hoy sí que habría que volver a pronunciar las palabras de la Ronda del Jueves Santo, ampliándolas: "La ciudad está sosesgaada y en calma como corresponde a la festividad del día en el que los sevillanos se creen que la Sevilla que sueñan existe, en este civil misterio de la transustanciación, en la que todo aparece perfecto, armónico, en el que nada rechina, en el que nos hacemos la ilusión de que el tiempo no ha pasado, ni nada ha cambiado, de que esos señores mayores que ahora pasan con la Sacramental del Sagrario siguen siendo los carráncanos de aquella otra mañana de hace ya... ¿cuánto?". El Corpus da la vuelta en la Cerrajería para no tener que pasar ante los relojes del Cronómetro y comprobar que corren irreparables los años, los meses, los días, las horas en esta ciudad de la transustanciación de sí misma que por unas horas creemos que sigue existiendo.

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