Hay embustes, mentiras, trolas...y encuestas israelitas. ¿A pie de urna? A pie de urna cineraria a la salida del crematorio, parecen. Unas elecciones más nos han engañado las puñeteras encuestas israelitas hechas a la salida de los colegios...

-- Pare usted el carro... Están hechas a la salida de los colegios, efectivamente. Debe de ser a la salida del Claret. Pero no entre los electores que salen de votar, sino el día antes, entre los chavales que acaban la jornada. Es que los encuestadores son unos flojos y les gusta llevarse el trabajo a casa ya medio hecho antes, para que el día de la leña marismeña en que jugarse suele el futuro de España, como es domingo, cojan el día libre y se ahorren tener que doblarla. Y además así las empresas encuestadoras, la que tiene nombre de máquina de coser antigua, Sigma, o la otra, no tengan que pagar doble como festivo a los encuestadores, o compensárselo con dos días de vacaciones.

El caso es que, una vez más, las puñeteras encuestas israelitas hechas a la salida de los colegios no acertaron ni una y nos tuvieron con el alma en un puño desde las 8 de la tarde en que las radios las anuncian con retreta floreada hasta la hora de la verdad, que es cuando el escrutinio saca a hombros al que ha triunfado. Por cierto, ¿a que los del PP en el balcón de Génova famoso parecían que iban montados en una carroza de la Cabalgata de los Reyes Magos? Sólo les faltaba tirar caramelos. A Javier Arenas mismo, como lo ha sido ya, se le había puesto una cara de Rey Melchor que no se podía aguantar. Y Rajoy tenía hasta la barba de Gaspar: "¡Gaspar, echa caramelos y forma un gobierno sin pelusos, sin radicales, sin antisistemas y sin gentuza!", faltó que le gritaran sus partidarios, que confundieron la noche electoral en Génova con el partido de ayer de la selección nacional de fútbol: "¡Yo soy, español, español, español!" ¿Qué vas a ser, carnes mías, croata?

El pueblo es tan sabio que ha tomado estas segundas elecciones como un balotaje. No eran unas segundas elecciones. Era una segunda vuelta de las mismas elecciones, que no es lo mismo, donde se pueden y deben corregir los errores de las primeras, como de hecho ha ocurrido. Tal como pasa en los países civilizados donde no padecen esta maldita Ley Electoral, que a ver si ahora la cambian ya para siempre, pues permite que el que ha ganado, pierda y los que han perdido ganen el gobierno, mediante el consabido Pacto de Perdederes, que veremos a ver si todavía no lo hacen el que temía el "sorpasso", Castejón, y el Coletas que en vez del Sorpasssso ha pegado el Pellejazzzzo del siglo.

El pueblo es tan sabio que a las presuntas encuestas a la salida de los colegios no responde con la verdad. Aparte de que somos una nación de embusteros, sale el señor de votar, se le acerca el encuestador y le pregunta:

-- ¿Qué han votado usted?

-- ¿Y a usted qué moño le importa? He votado lo que me ha salido de los cojines, ¿usted no sabe que el voto es secreto?

Y el encuestador, como le pagan por impreso rellenado, va y pone, a ojo de buen cubero, según la pinta que le vea al gachó, que ha votado PP, PSOE, C´s o Podemos. Debieron los de las encuestas toparse con muchos en chanclas y oliendo a sudorina: de ahí que, en el secreto del voto, las encuestas israelitas inventadas por quienes las realizan dieran ese subidón del Sorpassso, que luego fue coletudo Pellejazzzo, Vejigazzzo, Trompazzzo o Carajazzzo. ¿No nos hemos ahorrado en estas elecciones un dinero muy curioso en banderolas de propaganda de los partidos y No Ha Passsado Nada? Pues ya va siendo hora de que acabemos también con el dispendio de las encuestas que no sirven para nada. Sólo para dar su Hora de Oro a los tertulianos, que se hartan de decir chuminás hasta el escrutinio. Ni israelitas, ni palestinas, ni jordanas, ni libanesas, ni nada. No hay mejor encuesta que el escrutinio de las urnas al 99,99 por ciento.

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