Mi género literario preferido no es la novela, ni el ensayo, ni la biografía. Es uno que los suma y sintetiza a todos: la esquela mortuoria de ABC. Cada "papeleta de defunción", como la llamaban las lenguas antiguas, condensa y resume una vida y una familia. Muchas veces es una novela. Su interpretación es una técnica importante de crítica literaria. Isabel, la Jefa de mi Casa Civil, es la mayor especialista en lectura e interpretación de esquelas que conozco. Por las mañanas, en el desayuno, mientras nuestro amo y señor el gato Remo se quiere tender sobre el ABC para leerlo el primero, me dice:

-- ¿Has visto la esquela que viene de una señora de Valverde? Mírala, a ver si sacas en consecuencia lo que yo...

Y la leo, y saco en consecuencia que esa familia tiene que ser un lío bastante importante, a juzgar por las cosas que ponen en la esquela. Cada esquela es un juego de ausencias y presencias que hay que saber interpretar. Como aquella vez que venían dos del mismo difunto señor. En una no ponía esposa doliente alguna, sólo los hijos. Pero en la página siguiente venía la segunda esquela, que nos daba la clave de toda la historia. Ponía el nombre del señor y debajo el de su viuda; la cual proclamaba a los cuatro vientos de la Giralda: "Su verdadera esposa ante Dios y ante la Iglesia". O sea, una versión libre del cuplé de "La otra" hecho esquela. Ni viudo, ni divorciado, ni anulado por la Iglesia. El señor de las dos esquelas estaba arrejuntado con una barragana y había abandonado a su legítima esposa.

Otras veces no entiende las esquelas ni la Jefa de mi Casa, que ya es decir. Tal me ocurrió con la del otro día de don José Quero Hidalgo, fallecido a los 84 años y viudo de doña Carmen Soria González, bajo cuyo nombre ponía "Afectado Operación Clavel y Bético de 1,10 pesetas". Lo de la Operación Clavel es toda una evocación. A sus 29 años, don José sería uno de los heridos cuando la avioneta de la revista "La Actualidad Española" se estrelló en la avenida de Kansas City sobre la bulla novelera que esperaba a la caravana que Bobby Deglané había organizado desde su radio para auxilio de los damnificados por la riada del Tamarguillo de 1961. Eso tiene al menos un reportaje de televisión: reunir a los supervivientes de aquella tragedia en el mismo lugar donde se estrelló la avioneta, para que cuenten la desgracia, como en Cádiz hizo Fernando Santiago el documental "El cielo se puso rojo" con los supervivientes de la Explosión de 1947.

Pero el otro título necrológico de don José Quero, lo de "Bético de 1,10 pesetas" no lo entendía. Menos mal que he sido socorrido por el "a mí la Legión" de un gran lector de necrológicas, el muy letrado farmacéutico don Pedro Caballero-Infante Perales, quien me dice: "El difunto Don José, si lo dejó escrito, o bien sus hijos, merecen un "óoooole" de los que prodigas en los recuadros. En un formato tan humilde han sido capaces de glosar un siglo de sevillanía. El señor Quero era un bético, como yo, de los de "1,10 pesetas". Esto define a los niños de los años 40 que con el Betis en Tercera y en brazos de sus padres tenían que adquirir por esa cantidad una entrada simbólica del recién derribado Gol Sur, acompañada del emblema de Auxilio Social, para disfrutar, valga el ejemplo, de un apasionante Real Betis-Electromecánica de Córdoba. Era lo que el "carné infantil sin asiento" actual, que permite hacer socio a un recién nacido para que con el paso de los años llegue a tener un número bajo en el club de sus ancestros, pero que no lo obliga a presenciar el partido desde esa grada, sino que puede hacerlo en la que esté abonado su padre o el abuelo que lo llevan en brazos. No creo que se pueda con menos palabras dar fe de un siglo sevillano como lo hace este don José Quero al que yo tendré en mi memoria".

O sea, lo de otras tantas esquelas, pero con más nostalgia: "Bético hasta la muerte". "Baeticus usque ad mortem", por decirlo con un versículo del Miserere de Eslava. Y, además, lo que muy pocas esquelas ponen, como esta a través de un símbolo monetario: "Bético de nacimiento". Como tú, querido Pedro Caballero-Infante, que hoy me has dado el jornal ganado, así que díme dónde te dejo pagado el café.

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SUMARIO----Cada "papeleta de defunción", como la llamaban las lenguas antiguas, condensa y resume una vida y una familia----

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