ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla,  24 de octubre de 2016
                             
 
Tapeo Oriental

Los japoneses ya sabemos cuándo llegaron a Sevilla. Y en Coria del Río es que ni te cuento, es un honor casi de Inmemoriales del Celeste Imperio apellidarse Japón, y un monumento a aquella expedición nipona lo recuerda a cuantos visitan esa deliciosa y virgen orilla del Guadalquivir que muchos sevillanos de la capital no conocen.

-- Pues ellos se lo pierden...

Eso, la llegada de los primeros japoneses. Pero ¿y los chinos? Yo vi llegar a los primeros chinos. Fue en los primeros años 60, cuando acababan de levantar en la Plaza de Cuba "los pisos de los millonarios" (porque fueron los primeros que costaron un millón de pesetas) y cuando gran parte del barrio era un descampado, antes que lo construyeran entre Gabriel Rojas, Cristóbal Sánchez y los Llopis. Junto a la Huerta de Santa Teresa y a Bami, Los Remedios fueron escogidos como lugar de residencia por los americanos de las bases de Morón y San Pablo. Esos negrazos con "haigas" como los que todavía se ven rodar por La Habana, borrachos como una cuba, armando gresca de "saloon" del Oeste en el Sloppy Joe´s de la calle Asunción, hasta que llegaba el "jeep" de su Policía Militar y a porrazos los dejaban "K.O." y los iban tirando como fardos dentro del vehículo.

Con los americanos llegó a Los Remedios su logística de acompañamiento: los chinos. En la calle Asunción puso su taller un sastre chino que sólo le cosía a los americanos. Y otro chino puso una lavandería donde sólo llevaban sus sábanas y camisas los americanos. Se fueron los americanos y, con ellos, los chinos que los acompañaban. Hasta que desembarcaron en nuestros días estos chinos de ahora, los de los bazares, los que sustituyeron a los marroquíes en las tiendas de los veinte duros; los de esas tiendas que nunca cierran, donde hay de todo y baratísimo y, sin ordenador, se saben los tíos de memoria dónde está el desavío que vayas buscando:

-- ¿Lecambio de flegona? ¡Tercela calle, aliba, al fondo!

Luego vinieron los chinos de los restaurantes, los de la Gran Muralla Macarena y otras delicias, con sus rojas puertas con dragones. Más tarde, llegaron los chinos de las modas, sus maravillosas tiendas de ropa, competencia de Zara y de Mango, en las que ya hay zapatos, sombreros, bolsos, maletas, relojes: lo que quieras. Fueron llamados "Vitorio y Los Chinos". En la Cerrajería, en Puente y Pellón, por Felipe II, hay magníficas tiendas elegantes de chinos, a las que les ponen nombres que no parezcan orientales: Modas París y esas cosas. Y como los orientales se orientan mejor que nadie, han descubierto un filón en Sevilla: quedarse con bares. No ponen bares chinos. Nada que ver con los restaurantes chinos. No les cambian nada al bar sevillano. En la barra no hay chinos, sino camareros nuestros. El chino está en la registradora, cobrando. Y no son "low cost": el café y la cerveza valen como en todas partes. Pero han diversificado sus inversiones y buscado nuevos nichos de mercado, por decirlo en Economiqués, que es una versión del Tertulianés. Así que, señores: anuncio solemnemente que han llegado a Sevilla los bares de chinos: los chinos empiezan a coprar bares de Sevilla. Cerca de Las Irlandesas de Bami había un frecuentado bar por las alumnas en horas de comida, Casa Manolo, donde un cuadro cofradiero te decía los días que faltaban para el Lunes Santo, con un nazareno y el escudo de Las Penas de San Vicente. Un buen día, el cuadro desapareció. Pregunté y me enteré que los chinos habían comprado el bar. Nada había cambiado: el mismo café, las mismas tostás, las mismas tapas. Sólo había desaparecido el Almanaque Cofradiero con los días para el Lunes Santo. Me parece que era para probar la reacción del público. Como no ha habido rechazo al trasplante de propiedad y la gente sigue entrando, el chino ya ha colocado orgullosamente en la puerta la clásica pizarra con tiza y con todo lo suyo. Pone: "Tapeo Oriental. Rollito Primavera, ternera con bambú y setas, arroz tres delicias, alitas de pollo fritas, pollo almendra, cerdo agridulce". ¡Toma ya! No quielo ni contalte ni pensal el día que los chinos descublan los veladoles en el centlo...

 

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