ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 9 de enero de 2017
                               
 

Reyes en el Arco

Lo mismo que con tanto mantecado de Estepa y tantas luces Morado Podemos colocadas por el Ayuntamiento en estos días atrás que ya pasaron nos olvidamos que lo que conmemoramos es nada menos que el Nacimiento de Dios, a la Cabalgata le pasa algo por el estilo. Nos olvidamos con tanto caramelo y tanta ilusión de los chavales que lo que se conmemora es cuando los verdaderos Reyes Magos, que no son los de las Escrituras, sino los del Ateneo, llevaron sus carrozas y sus beduinos hasta Belén para echarle los reyes a un Niño que acababa de nacer y al que cuando ya fuera nada menos que todo un Hombre le llamarían Gran Poder. Pero como los Reyes andaban cortitos con sifón de Casa Morales, no pudieron llevarle a aquel Niño una pley estéichon, ni una táblet, ni unos adidas, ni una camiseta de Messi, sino que le pusieron oro, incienso y mirra en los zapatos del balcón del Portal. Y, sobre todo, le hicieron el mejor regalo, el que Sevilla entera le ofrenda cada año con Su quinario en San Lorenzo: venerarlo e hincarse a sus plantas, porque en aquellas manitas vieron todo el Poder y Majestad de Dios.

Igual que las escrituras no hablan del cuarto rey mago, de Artabán, que era andaluz, de Tarsis, y que llegó el hombre tarde porque se había quedado estroincaíto pegando el butacazo de la siesta, harto de gazpacho, tampoco dicen los textos sagrados que los Reyes Magos, igual que veneraron y regalaron al Niño, tuvieron un detalle con San José, al que le llevaron un jersey, naturalmente de dos tallas más grandes, como todos los chalecos que se echan por Reyes, y tuvo ayer que ir a descambiarlo el hombre al Cortinglés de Belén. Y con la Madre de Dios también tuvieron los Reyes Magos un detalle, del que incomprensiblemente no se habla: como a las recién paridas del Sagrado Corazón, de Fátima, del Viamed o del Infante Luisa, le llevaron un ramo de flores. No por Interflora, no: en persona.

Pues bien, esta hermosa leyenda del ramo de flores que los Reyes Magos le llevaron a la Madre del Niño Dios volvió a escribirse en Sevilla la otra tarde. Se escribió como en un juego de la oca a lo divino, de Arco a Arco y tiro porque me toca. Como dicen los campanilleros que "ya vienen los Reyes por el Arenal", por el Arenal, concretamente por el Arco del Postigo, venía Gaspar cuando pensó que tenía que pasar en su cabalgada ante el otro Arco, el de la Macarena, donde "hay una bandera blanca y colorá" y donde está la Madre de Dios. Y se fue al Jardín de la Caridad a comprarle unas flores, porque la sabía recién parida. Y cuando se subió a su regia carroza, a sus pies llevaba ese ramo de flores para la Madre de Dios. Y cuando el cortejo llegó al otro Arco, al de la Macarena, Gaspar mandó al tractorista de su itinerante trono que parase, al modo antiguo: "Párala ahí, que voy a cantarle una saeta". Y Gaspar se hincó de rodillas ante la casa de la Madre de Dios, donde acababa de alumbrar al Señor de la Sentencia. Todos los pajes de su carroza se santiaguaron. Y tomó el Rey el ramo de flores que a sus pies llevaba, y entregóselo a un beduino de su corte, para que se lo llevara como detallazo de Sevilla a la bien parida Madre de Dios. Y como Gaspar iba de Baratillo y oro, ese beduino que le llevó las flores a las plantas de la Madre de Dios no podía ser sino torero y, además, hijo de pregonero cantor de su Esperanza. Y así fue como lo contaron desde entonces las escrituras: que los Reyes Magos llevaron oro, incienso y mirra al Señor de la Sentencia recién nacido y un ramo de flores a su Madre. Narilargo y Rascarrabias, los duendes de las murallas macarenas, me cuentan que lo mismo, pero sin beduino torero, hizo el Rey Melchor: venerar a la Madre del Niño Dios. En cuanto a Baltasar, tienen tanta guasa Narilargo y Rascarrabias que me cuentan que pasó por allí... ¡mirando al Bar Plata! Y que ni se acordó de la Madre del Niño Dios que tan Guapa estaba en su portal del Arco. ¡Ay, estos Reyes Magos subsaharianos sin paladar para las cosas de Sevilla...!

 

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