Cuando en los años 60 del pasado siglo construyeron los dos bloques de viviendas casi gemelos que cierran la Plaza de Cuba por la avenida de la República Argentina, el que tiene arriba el anuncio luminoso de la Cruzcampo y el otro, les llamaron "los pisos de los millonarios". ¿Saben por qué? Pues porque fueron los primeros que en Sevilla costaron un millón de pesetas. Un millón de pesetas de entonces eran seis mil euros de ahora. Por seis mil euros ahora no te compras no digo ya un piso, sino ni una tienda de campaña Quechua medio buenecita en el Decathlon para ir a hacer camping. Para que tengan otra unidad de medida de la depreciación de la moneda y de la subida de precios, en aquellos años Manuel Benítez "El Cordobés" fue el primer torero que cobró...¡un millón de pesetas! por matar una corrida, ya que los empresarios sabían que llenaba las plazas y era una buena inversión su contratación, por cara que fuese. Subida de tarifa que le agradeció todo el Toreo, pues el de Córdoba, con su salto de la rana y sus excentricidades, puso a muchos de sus compañeros en dinero, ya que a la postre hizo subir el caché para todos.
Les explico esto de los millonetis de la Plaza de Cuba porque leyendo el reportaje de Eduardo Barba sobre los precios de los pisos en Sevilla he llegado a la conclusión de que ni Ibex 35, ni Dow Jones de Wall Street, ni precio de la onza de oro, ni nada. El mejor indicador económico son los precios de los pisos en Sevilla, así como el número de carteles de "se vende" o "se alquila" que ves en los locales comerciales vacíos. Hablando de locales vacíos: ayer pasé por la calle Antonio Maura, la de Antares, y vi el dichoso cartel, no recuerdo de si se vende, se alquila o se traspasa, en el local de esquina a Bueno Monreal del restaurante El Pesquero. Y la exclamación que me salió del alma es la que corresponde a ese indicador económico secreto de Sevilla de que les hablo:
-- ¿Pero también ha cerrado esto, con el éxito que tenía?
Pues nada. Ha cerrado El Pesquero del Porvenir como ha cerrado media Sevilla comercial. A pesar de lo cual, los precios de los pisos, el gran indicador económico, siguen subiendo. Eso sí que es sociología parda de Sevilla: ver los precios de los pisos según los barrios. Evidentemente, no es lo mismo un piso en El Cerezo que en Virgen de Luján; ni en Pino Montano que en Marqués de Nervión. Sería curioso hacer una comparación de los precios de los pisos en los distintos barrios y el voto electoral en ellos. Que Los Remedios es Pijolandia y que allí el PP ha llegado a sacar algunas veces el 80 por ciento de los votos no es ningún secreto. Pero tiene que haber una correspondencia entre el valor de las viviendas y la intención de voto en todo el Distrito Macarena, en San Jerónimo, en Bellavista.
Terminado este desvío sociológico-electoral que se les ha ido vivo a los Arriolas locales de los partidos, y según cuyas normas antier va a ganar Podemos en Los Remedios o el PP en el Cerro del Águila, vuelvo a los pisos de los millonarios. Veo que hay muchas cosas que no cambian a pesar de todos los pesares. A pesar del cambio de costumbres, de mentalidades, de economías, de sistemas productivos y de tecnologías. También existe la Sevilla Eterna de las Inmobiliarias: los pisos de la Plaza de Cuba siguen costando un millón. Si era de pesetas cuando se construyeron, ahora es de euros. Un piso en la Plaza de Cuba está en venta en 1.366.443 euros. Con lo que no hay correspondencia en este millón es con la comparación del toreo que puse arriba. El Cordobés puso a millón de pesetas el paseíllo, pero José Tomás no ha logrado elevarlo a millón de euros, como los pisos de la Plaza de Cuba. "Ojalá", dirán los toreros que me lean, ¿no, Eduardo Dávila Miura? ¿No, Pepe Luis Vázquez Silva?
Pero todos tenemos consuelo. Si seguimos contando en pesetas, como conviene traducir los euros cuando le pegan a uno una clavada de cobro, todos vivimos ya en Sevilla en pisos de los millonarios, aunque sea en el barrio más chungo. Traducidos a pesetas, todos son pisos de los millonarios.
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