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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 13 de octubre de 2017
                               
 

Setram Otnas

El próximo Martes Santo las cofradías van a ir al revés por la Carrera Oficial, y tras hacer estación de penitencia en la Catedral seguirán para hacer la habitual ostentación de lucimiento y vanidades en La Campana. Siguiendo las divinas enseñanzas del Consejo de Cofradías y de los hermanos mayores de esa jornada, cumplo el mandato del "lobby" sevillano de la calle San Gregorio (que manda aquí mucho más que el de los judíos en Nueva York), y hago exactamente igual: pongo en el título "Martes Santo" también al revés. Así que eso de "Setram Otnas" no está en griego, ni en lengua eslava alguna de caracteres cirílicos. ¿No quieren ustedes Martes Santo al revés, carnes mías? Ea, pues ahí tienen de momento mi particular Martes Santo, escrito al revés, para que no digan: . ¿Será por ir a favor de corriente de esta ciudad que se dice tan tradicional y presume tanto de ello, y luego resulta que es la más novelera del mundo, que le gusta toquetear y cambiar todo? Casi siempre por un gerundio. Aquí se muere y se mata por un gerundio puesto en el mármol de una lápida: "Siendo presidente del Consejo de Cofradías don Joaquín Sainz de la Maza, pusieron el Martes Santo patas arriba, como antiguamente el Sábado cuando Pío XII hizo la reforma litúrgica de la Semana Santa y empezaron a salir cofradías en lo que hasta entonces era el Sábado de Gloria".

Lo de Juan Ramón Jiménez de "no la toques ya más, que así es la rosa" no se refería, evidentemente, a la Rosa de Pasión. Esto es, a la maravilla perfecta de nuestra Semana Santa y de cuanto significa en Sevilla. ¡Hay que ver lo que nos gusta toquetear la Rosa de Pasión de la Semana Santa! Empezando por los estrenos. Sostengo que la vanidad es el gran motor de la Semana Santa: el ya referido gerundio del "siendo" en una lápida en la casa de hermandad. En la fiebre de los estrenos, muchas piezas históricas de las Hermanas Antúnez o de Rodríguez Ojeda fueron malvendidas a los pueblos y sustituidas por obras de aquella manera que dijimos. Por birrias. Carísimas, pero birrias. Y tampoco hay nada que guste más que toquetear horarios e itinerarios. El Cabildo de Toma de Horas es un monumento anual a nuestras ganas de meter novelerías en la Nómina Oficial de cada jornada.

En este entorno de vanidades y ansias de protagonismo enmarco el experimento (sin gaseosa) de que el Martes Santo vaya al revés, como un calcetín vuelto. Para solucionar, entre otros problemas, el gravísimo de los cachiporrazos en los tobillos con los dichosos cochecitos de niño chico en la hasta ahora tradicional Bulla de La Alfalfa. Pero dicen los expertos que esa bulla se trasladará ahora a Las Setas. Atentas, madres sevillanas: ¡Carritos de niños chicos a La Encarnación! ¡Ar!

Si medio me conocen, supondrán que estoy contra este cambio del Martes Santo. Hombre, puestos Martes Santo, yo quisiera que Santa Cruz volviera a pasar, de ida a La Campana, por el Compás de la Laguna a la caída de la tarde, en el silencio de una sinfonía de vencejos. Pero como siempre hay que verle el lado bueno a las cosas, este Martes Santo al Revés nos va a rejuvenecer bastante. Todo sevillano mayor de 25 años no necesita programa alguno para ver las cofradías en la calle. Se sabe de memoria los horarios e itinerarios de cada día, dónde ver qué, pues siempre es lo mismo. Pues bien: este Martes Santo tendremos que ir a ver las cofradías como cuando muchachos. Llevando en el bolsillo el recorte del cuadrante del Programa de ABC que inventó Filiberto Mira. Nadie sabrá nada sobre el terreno. ¿Por dónde vuelve La Candelaria? ¿Por dónde va ahora San Benito? ¿A qué hora sale La Bofetá de La Campana? Y como unos chiquillos que por primera vez se echan a la calle para ver cofradías fuera de las sillas y de los padres, miraremos con toda novelería esa manoseada hoja de ABC.

Espero que todo esto no sea porque lo hayan patrocinado las Destilerías Girón de Higuera de la Sierra, las del famoso anís Martes Santo que se tomaba en Casa Morales, para promocionar su espléndida ginebra, de cara la moda de los gin-tonics en copa de balón, a los que les echan de todo, desde pepino del gazpacho a arvejones de las palomas de la Plaza de América.

 

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