;  

 

  


ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 23 de noviembre de 2017
                               
 

Ritos de la camilla

Aunque a los cofrades no les gusta que los llamen "capillitas", a los que defendemos el brasero y sus acariciadoras faldas no nos importa que nos llamen "camillitas". Y a mucha honra. Y hoy, que es día de San Clemente, aniversario del día de 1248 en que San Fernando ganó Sevilla a los moros (sí, he dicho "a los moros", ¿passsa algo?), me extraña que, al igual que tantos dulces y costumbres nuestras, nadie sostenga que la mesa de camilla es de origen almohade, que ha llegado a nuestros días desde la conquista musulmana. Y bien a nuestros días. A raíz del artículo de anteayer, muchos lectores me escriben para decirme que de nostalgia de la camilla, nada: que son camillitas militantes y actuantes, y que en sus casas, en cuanto llegan estos fríos, ya está puesta de largo, con sus faldas (otros las llaman "nagüillas", y suena a Centuria Romana Macarena), la mesa de camilla, ora con la copa de cisco picón de toda la vida, ora con el brasero eléctrico, que tiene menos riesgo de provocar un fuego. O de que, dulcemente, los gases tóxicos del cisco provoquen la muerte de los camillitas. Si dije que ya gracias a Dios cada vez se leen menos noticias de salidas de los Bomberos para apagar un fuego provocado por una mesacamilla, son por fortuna totalmente de otra época aquellos titulares: "Hallan a un matrimonio muerto por las emanaciones de un brasero". Gas letal, que nuestras abuelas y madres conocían, y cuando el cuarto se ponía muy caliente con la calefacción central de la mesacamilla, igual que nos invitaban a la firmita con la badila, nos decían:

-- Niño, abre un poco el balcón para que se ventile esto, no nos vayamos a intoxicar con el brasero.

¿Era el monóxido de carbono aquel gas letal, en el sueñecito de la calorcita? Otro riesgo era, en las señoras, el de las cabrillas: manchas producidas en las piernas por la proximidad continuada del fuego, de modo que algunas en los pueblos hasta usaban una especie de polainas para que no les saliera ese azul nada de mapa al que las condenaba la copa.

Con el brasero eléctrico, gran parte de estos peligros han desparecido. Podemos repetir lo que coreaban las folklóricas en el espacio del programa de Encarna Sánchez así llamado: "¡Qué maravilla, mesa camilla!". Y permanece la maravillosa "carpintería de lo blanco" de la madera de las mesas de camilla, que veías colgadas a la puerta de muchas tiendas de La Encarnación, de la calle Regina, de Feria. El pintor Ricardo Suárez ha descubierto una forma heredada del mudéjar en la combinación de listones de la base de la mesa del brasero: ¡no te digo que a esto le sacan antecedentes del tiempo de los moros! Y aunque dije que la copa era la calefacción central de los pobres, la mesacamilla, en su evolución actual, no tiene distinciones sociales. En las tiendas de muebles más refinadas te encuentras camillas rectangulares, ya vestidas con sus faldas, con un cristal sobre el tapete, elegantísimas. Curro Romero tiene una en su casa y si vieran cómo se tapa con la falda de la mesa de camilla con el mismo arte con que cogía el capotito, tomándola levemente con la yema de los dedos...

En el recuerdo, la mesacamilla va unida a la Navidad, a la botella de aguardiente de Rute, a los mantecados de La Colchona. Ahora es plácida compañera del butacazo postprandial, de la siesta de la cabezada. ¿Y ver en invierno por la tele un partido del Betis o del Sevilla en el calorcito de la mesacamilla? Terminado el partido, te vas a la cama, estás en la gloria metido en la piltra calentito y te asalta la duda: ¿has apagado o no el brasero eléctrico? Te alarmas pensando en un fuego, en los bomberos y al final te levantas, atraviesas el frío pasillo y compruebas que ¡estaba perfectamente apagado! Ah, y al final pero no lo último: la mejor secadora ha sido y es la mesacamilla. Las sevillanas llenaban y llenan su interior de cordeles a modo de tendedero para secar la ropa rápidamente en esta traicionera humedad de los fríos de Sevilla.

Anterior artículo sobre este tema: "ELOGIO Y NOSTALGIA DE LA MESA CAMILLA"

--

 

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio