ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 22 de junio de 2018
                               
 

Tutear al camarero

El lunes, durante la conmemoración nacional en recuerdo de los caídos durante la II Guerra Mundial, el presidente de Francia protagonizó una escena que ha dado la vuelta al mundo, al increpar a un adolescente (a un niñato, vamos) que tuvo el mal tino de dirigirse a él de manera exageradamente familiar. Los hechos ocurrieron en Suresnes, sí, la del famoso congreso del PSOE donde Felipe González y su escuela sevillana tomaron el poder del partido, arrinconando a los históricos socialistas del exilio. Macron acudió a Suresnes, donde cada 18 de junio, desde 1960, se recuerda a los franceses caídos en la II Guerra Mundial. A su llegada Macron se acercó a una zona donde se encontraba un grupo de adolescentes, uno de los cuales parecía estar preparado para la ocasión. Apenas vio que el presidente se acercaba, comenzó a entonar "La Internacional" y acto seguido, lo saludó dirigiéndose a él con un amigable "Manu", ni "presidente" ni nada. Macron montó en cólera e increpó al niñato, diciéndole que se encontraba en un acto oficial y que se tenía que comportar conforme a la solemnidad. Lo trató de "imbécil" y al final le dijo que a él lo debía llamar "Señor Presidente de la República o señor", pero nunca "Manu". El muchacho no tuvo más remedio que acatar la reprimenda. Que no quedó aquí. Tuvo con el niñato Macron una frase final con todo el arte de una media verónica. Le dijo: "Antes de hacer la revolución, aprende a obtener un diploma y a alimentarte por ti mismo". Hasta la bola. Óle.

Estamos en un mundo que está perdiendo las maneras y las formas, que ya se suelen tildar de "fachas". El "usted" mismo, como forma de dirigirse a las personas, es algo que muchos jóvenes no saben usar. Nunca lo han usado. Viene el repartidor de mensajería a casa y te dice, tan campante: "Firma aquí". Tú le pegas el doblón de castigo, a ver si apea el tuteo: "¿Dónde quiere "usted" que firme?". Y recalcas mucho el "usted". Pero el chaval no se entera, porque hasta en la escuela le hablaba de tú al maestro: "Firma aquí en este cuadrito que te he dicho". No hay manera. El tuteo se impone de tal forma que el usted será pronto un arcaísmo como el "vuestra merced" que sigue usando la Hermandad del Silencio.

Aunque hay tuteos nuevos, del niñateo, y tuteos por el plan antiguo, de los pijos tiesos de toda la vida. Si el otro día hablaba de la falsa confianza del camarero que te dice "¿qué vamos a tomar, familia?", ¿dónde me dejan la contraria?: la falta de respeto por parte del cliente al camarero, al que le habla de tú sin conocerlo de nada, y sin que nadie se lo haya presentado. Este despreciativo tuteo al camarero es en Sevilla tan antiguo y clásico como chocante. El de siempre del sevillanito miarma que le dice al camarero:

-- ¡Niño, llena aquí otra vez!

Y a lo mejor el "niño" camarero al que se le ordena otra ronda tiene más de sesenta años y está en puertas de la jubilación, y el que se lo llama es un niñato de veintitantos años. En Sevilla gusta mucho tutear a los camareros, sobre todo para presumir de que se conoce y frecuenta el local. Y así responden los camareros al trato, claro, con la llaneza rayana en la desconsideración. Creen muchos que llamando al camarero de tú nos va a servir mejor. Como los que llegan y le tutean al camarero que no conocen de nada:

-- ¿Cómo te llamas?

-- Manolo.

-- Pues mira, Manolo: nos vas a traer cuatro cervezas bien frías y una ración de caracoles como la que nos trajiste el otro día. Y luego te iremos pidiendo más cosas.

Y Manolo el pobre, qué remedio le queda, tiene que conformarse con el tuteo casi dictatorial que le impone esa reunión de chavales a los que no conoce de nada, que no son clientes habituales y que podían ser sus hijos, cuando no sus nietos, para que lo traten con tan poco respeto, como si fuera su criado.

SOBRE ESTE TEMA EN EL RECUADRO: "CAMAREROS DE FAMILIA"

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