ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  22 de septiembre de 2018
                               
 

Su máster, señor

Vaya por Dios. Creíamos que la Universidad Hispalense, y así lo dijimos, estaba libre de la primera piedra de la pedrea de másteres de esta escandalera nacional, pero resulta que también sale en los papeles. Con cargo al fondo de reptiles, lagarto, lagarto, de los ERE, la Junta pagó un máster a varios profesionales del carné del PSOE que no querían ser como la perrita de la trianera Marujita Díaz. Mi apreciado Enrique Miguel Rodríguez, que trató mucho a las estrellas de la canción andaluza y se quedó con la copla de sus mejores anécdotas, cuenta que Marujita Díaz tenía una perrita cuya inteligencia y destrezas estaba siempre elogiado. Y tras contar lo listísima que era su perrita, añadía:

-- Mi perra porque no tiene estudios, que si no...

Bueno, pues varios paniaguados del PSOE, que como la perrita de Marujita Díaz no tenían estudios, han sido agraciados con un máster por la Hispalense. Trátase de "alumnos fantasmas", sin ir por clases ni siquiera pasar, a lo Galerín, por la puerta de la Universidad. Entre estos socialistas convidados a máster con los ERE, según leerían ayer a Alberto García Reyes, están el diputado Carmelo Gómez y otro destacado sociata, secretario del Distrito de Triana, López Franco. Sin mover un dedo ni echarse mano a la cartera para pagar las tasas, aun sin tener estudios, fueron agraciados con un máster en "Gestión integral de asociaciones sin ánimo de lucro: fundaciones y ONG". Lo más gracioso es que a veces los agraciados con los másteres, como la chirigota de los cornudos del Yuyu, son los últimos en enterarse. Carmelo Gómez ha declarado que no sabe por qué aparece en la lista de beneficiados para hacer ese máster, pues nunca estuvo en la Universidad.

Cuidado que a estas alturas de curso no tener yo un máster, ¿en qué estaré pensando? Esto es como la Lotería, claro: ¿cómo me va a tocar un máster, si no meto, si no meto la mano en el perol como tantos políticos agraciados con su máster por una Universidad de la Señorita Pepis e incluso, ay, qué pena, por la Hispalense?

Pero ahora que lo pienso, todos los sevillanos tenemos un máster en algo, sin haber pasado por la Universidad. Nos falta, quizá, el título, pero no la experiencia y sabiduría en la materia. Un ejemplo: Pepe Hidalgo. Digo Pepe Hidalgo y estoy escuchando el rufar de su tambor cuando la Centuria Macarena inicia su recorrido en la tarde del Jueves Santo para ir a recoger el capitán y está redoblando con su arte infinito el "Abelardo" que toca la banda mientras el plumerío gozoso va despertando alegrías con su paso ordinario. Pepe Hidalgo deja de ser el director de la banda de la Centuria y pasa a encargarse de la banda infantil. Y le pasa como a Carmelo Gómez: que tiene un máster y no lo sabe. Pepe Hidalgo tiene un máster en el redoble macarenísimo de su tambor, con esas baquetas de repeluco, que no hay batería de jazz en Nueva Orleáns o en Harlem con más arte, ya quisieran...

Usted, sevillano clásico, tiene no uno, sino varios másteres, aunque no lo sepa. Usted es máster en medir la temperatura de la Cruzcampo fresquita. Usted es máster en saber callejear para ver las cofradías, cortando por esas plazoletas por las que sólo se pasa en Semana Santa. Usted tiene un máster en aguantar al paposo pesado que tiene invitado en su caseta de la Feria y que le dan ganas de decirle al seguridad de la puerta que llame a Seur para que se lo lleven. Tiene un máster en saber qué marcha toca la banda en cuanto oye sus tres primeros compases. Y usted tiene un máster en silencio, que saber callar a tiempo es en Sevilla una de las Bellas Artes. Un máster en callar, sin que nadie se lo mande, cuando la cuadrilla está sacando el palio de San Esteban, perilla a perilla, por la puerta de la iglesia. En saber callar cuando Manuel Escribano se va a la puerta de los chiqueros, se arrodilla y le dice a mi admirado torilero, con su traje elegantísimo y su gorra, que abra el portón. Usted tiene un máster en callar cuando la Esperanza Macarena entra en La Campana, o cuando sale la Virgen de los Reyes. Y ni la Junta ha tenido que pagarle ese máster ni es usted un "alumno fantasma" en esa Hispalense donde ha habido hasta rectores no fantasmas, sino fantasmones.

 

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