ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  13 de octubre de 2018
                               
 

Mi Manuel Ferrand

Cuando estaba, ay, en los umbrales del olvido, una cifra redonda, los 50 años de la concesión del Premio Planeta en sus mejores años, que con toda ilusión otorgaba el editor José Manuel Lara Hernández, aquel gran promotor del libro, sevillano de Cataluña, se ha rescatado, y ojalá sea para siempre, la figura y la obra del gran Manuel Ferrand Bonilla, al que por buscarle un calificativo que reúna todas las riquísimas facetas de su personalidad y sus artes, no le hallo otro que humanista. Cuando a Manuel Ferrand, hace 50 años, le dieron el Planeta por su novela "Con la noche a cuestas", hubo alguien más feliz todavía que el autor o su mujer, Consuelo: el propio Lara, que por fin le daba el premio de sus amores a un paisano. Ferrand hizo en un Cortinglés del Duque la primera y más multitudinaria firma de ejemplares que se conoció en Sevilla, con aquella novela. La cola como del Cautivo ante el tablado que le levantaron llegaba hasta la "puerta de salida a La Gavidia".

Eva Díaz Pérez ha subrayado que Ferrand tuvo con aquella novela el mérito de hacer materia literaria algo tan poco sevillano aparentemente como el barrio de Los Remedios. Sé por qué Ferrand (que ya el año anterior, en 1967, había ganado otro gran premio en Barcelona, el "Elisenda de Montcada" con "El otro bando") le sacó punta literaria a algo tan poco narrativo como aquellos Los Remedios donde todavía estaba el sastre chino que venía con los americanos de la Base, o la Granja Marisanch en Asunción esquina a Virgen de Loreto, o el esqueleto del edificio parado en República Argentina al que Ferrand llamó "la Torre de los Vencejos". "Con la noche a cuestas" surgió de un robo que los Ferrand sufrieron en su casa de la calle que entonces era "Sebastián Elcano" a secas, quitándole el "Juan". Investigando por su cuenta, a lo Hércules Poirot, las circunstancias de aquel robo, Ferrand, sevillano "fino y frío" como pocos en la definición unamuniana, descubrió el trasfondo humano de un barrio con muy poca personalidad, que plasmó en la novela ganadora.

Pero ahora, ay, vas a una librería, pides "Con la noche a cuestas" y está descatalogada. Tienes que buscarla en Internet, en Iberlibros o Amazon. Como su novela del Planeta, el mismo Ferrand estaba descatalogado por el olvido en esta cruel Sevilla de sus amores, a la que tan hermosas páginas dedicó, como "Calles de Sevilla" (1976). O en sus novelas y libros de diversa factura, de ahí lo de humanista. Ferrand sabía como pocos, como Joaquín Romero Murube, de jardines y de flora sevillana, a los que dedicó "La Naturaleza en Sevilla" (1977). Mucho antes de que se pusiera de moda la gastronomía, eran también de curiosidad de humanista sus saberes de fogones, que nos dejó en "Gastronomía sevillana" (1985). Recuerdo con qué ilusión, junto con otro inolvidable humanista ahora también olvidado, José María Osuna, preparó con motivo de una Feria del Libro la reconstrucción de "Una cena" de Baltasar del Alcázar, que fue servida en el Bodegón Torre del Oro.

Y el periodista. El confeccionado de huecograbado de tantas y tantas páginas de ABC en las tardes de Cardenal Ilundain, donde algunos privilegiados gozábamos de su ingenio en cada frase, como su justificación cuando llegaba tarde: "He llegado tarde porque me he retrasado". El articulista diario tras haber ganado el Planeta. El que, conmigo y con Joaquín Caro Romero, eligió Nicolás Salas para relanzar literariamente el "Sevilla al día". Y el pintor y dibujante, el profesor de Bellas Artes. Y el humorista, el "Tic" de "La Codorniz" y de aquellos sus dibujados anuarios de Sevilla que hoy son una joya bibliográfica. Ojalá sea cierto y rápido el rescate literario y editorial de Ferrand, que nunca estuvo en la movida propagandística de los "narraluces" pastoreados por Grosso. Lo digo con un título que muy pocos tienen, y que hasta estoy por añadir a mi curriculum: inquilino de Manuel Ferrand. Para casarme con Isabel nos alquiló su piso de la Prensa en Marqués de Nervión, 89. Sólo aquel inquilino que ahora lo recuerda con amistad, cariño y justicia recibía cada mes aquellos recibos suyos, con dibujos a plumilla, tan ingeniosos que daba gusto pagarle la renta...

 

 

 

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 
 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio