ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  18 de octubre de 2018
                               
 

Violetas para Carmen Sevilla

Como Cernuda dedicó un poema "A Larra, con unas violetas", tomo hoy esas violetas, violetas imperiales, para mandárselas a Carmen Sevilla hasta la clínica de Aravaca donde está desde hace siete años. Es terrible. Carmen Sevilla no sabe ya que es Carmen Sevilla. Le mando estas violetas porque acaba de cumplir 88 años. Y seguro que si estuviera en sus mejores años de sus buscadas equivocaciones como recurso humorístico digno de su abuelo, Don Cecilio de Triana, en el Telecupón donde Valerio Lazarov la descubrió para la TV, seguro que diría la frase de humor negro que tanto se ha repetido para enfermedad tan lastimosa de nuestro tiempo:

-- Oye, niño, ¿cómo se llama ese alemán que hace que yo no me acuerde de las cosas?

--Alzheimer, Carmen, se llama Alzheimer.

Otras de su tiempo y de su gran época de la canción andaluza se pusieron el apellido de Triana como nombre artístico. Carmen, Carmen García Galisteo, tomó nada menos que el de Sevilla. Y en el momento más triunfal de su brillante carrera hasta se le quedó chica Sevilla, para pasar a ser "Carmen de España". Quizá por haber dado fama a la canción de Rafael de León y del Maestro Quiroga sobre la Carmen que no era de Merimèe, sino "cristiana y decente". Pero Carmen Sevilla, ay, es ya una Carmen de España que ahora sí que ya no conoce al Escamillo ni sabe quién fue Don José. Ni nada de cuanto le contó a Carlos Herrera en su libro de memorias que juntos presentaron triunfalmente en el patio del difunto Club Antares, obra en la que al final Carmen quiso que Carlos quitara lo mejor y más sustancioso, para no enfadar a nadie.

Carmen Sevilla en realidad era de una Sevilla que cuando nació en 1930 estaba lejísimos hasta en el tranvía: de Heliópolis. Carmen nació el año después de la Exposición Iberoamericana en los que eran aún Hotelitos del Guadalquivir, construidos como alojamiento del personal sudamericano destacado de la muestra. Allí, como tantos funcionarios influyentes, tantos políticos, tantos periodistas, tantos profesores, acabada la Exposición se fue a vivir su padre. De ahí le venía el arte a Carmen, a Carmen García Galisteo: del arte de las letras de canciones por parte de padre y del arte del toreo por parte de madre, de la saga de los Galisteo. Carmen es hija de Antonio García Padilla (1905-1975), que firmaba como "Kola", letrista de infinidad de popularísimas canciones, como aquel "Manolo Reyes" que antes de la guerra ya hizo ricos a sus coautores, León y Quiroga. O del "Triana, Triana" que hizo con su gran colaborador musical, Juan Mostazo, y popularizó Imperio Argentina. Hasta el "Cortijo de los Mimbrales" era una rentable finca de su autoría, con música de Quiroga. Y si arte le venía a Carmen de "Kola", la gracia, sevillana y a raudales, le venía de su abuelo, de José García Rufino (1875-1943), aquel "Don Cecilio de Triana" que llevó el humor en las sevillanas gacetas a alturas de tirarse risa por su ironía y su valentía civil. Carmen Sevilla, cada vez que me veía, me concedía el honor de la tradición de Don Cecilio. Me decía, complaciente:

-- ¡Cómo me recuerdas a mi abuelo en lo que escribes!

Ya, ni eso puede recordar nuestra querida Carmen. Una de las mujeres más guapas de su tiempo, como una Ava Gadner a la española. Que triunfó en el cine, en la canción: donde se propuso. Ella, ay, ya no se acuerda, pero todos recordamos la letra de las "Violetas Imperiales" de su película con Luis Mariano, con quien hizo también "El sueño de Andalucía" y "La bella de Cádiz". O su "Tarantela sevillana" cuando hizo aquí otra película con el mismísimo Vittorio de Sica, "Pan, amor y Andalucía". Ahora Carmen, nuestro "Cariño trianero", es tristemente la de su canción "Cabecita loca". Pero "Eres diferente", Carmen, bellísima Carmen, hasta en la dignidad con que te retiraste de todo para que, como a Juan Belmonte (y eso te vendría por Galisteo), nadie te viera arrastrar los pies por la calle Sierpes. Fuiste estrella de España y hasta de Hollywood. Muchos creen que te fuiste definitivamente. Pero sigues entre nosotros y en nuestros recuerdos. Si hueles estas violetas imperiales que te mando desde tu Sevilla, Carmen, te acordarás que fuiste la más guapa de toda la canción andaluza y de todo el cine español.

 

 

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 
 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio