ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  1 de noviembre de 2018
                               
 

Encerrados sin juguetes

Tras comentar el otro día el cierre de la Juguetería Cuevas de la Plaza de San Francisco, algunos generosos lectores me agradecen que de vez en cuando deje la política, hartos de tanta bazofia para acabar con España, y eche la mirada atrás, sin ira, pero con nostalgia de una Sevilla que, al paso que vamos, estará ya sólo en la memoria de las generaciones puretonas, entre el Parque Temático Turístico del centro y Barrio de Santa Cruz, Palmas Altas y "Praimark", como le dicen los pedantes al Primark de las famosas colas en la galería comercial de la Torre Pelli, que será Torre Pelli hasta que se muera, aunque quieran ponerle ese feo mote de "Torre Sevilla", porque en Sevilla no hay más torre que la Giralda y, en el mejor de los casos, las Torres Gemelas nuestras de la Plaza de España, alzadas por Aníbal González contra los elementos de su época.

Y algunos de estos generosos lectores (tan generosos que se acaban de tragar del tirón la lectura del anterior largo párrafo, sin un solo punto) me animan tras lo de Cuevas a que evoque las otras viejas jugueterías de Sevilla que también desaparecieron. Para los Reyes Magos, como no vayan a la planta de juguetes del Corte Inglés o a Osorno de la calle San Pablo, la verdad es que le va a ser bastante difícil encontrar lo que los niños les piden en su cartas y anuncian por la tele. Cada vez, en efecto, hay menos jugueterías...y más tiendas de electrónica, que son los nuevos juguetes de los niños. Los niños ya no sólo no se entretienen con los juegos callejeros en los que se pasaban las horas muertas sus padres y abuelos, como el trompo, la sevillanísima billarda, la piola, las bolas, la tángana, que eran en cierto modo como nuestros deportes populares. Pero es que ni siquiera juegan ya con juguetes convencionales, con coches teledirigidos, con muñecas maravillosas que hacen de todo, por mucho anuncio que salga por la tele. Ni los niños juegan al "scalectrix" ni las niñas a las casitas. Los niños ahora se pasan las horas ante la pantalla del ordenador, la consola o los juegos digitales del teléfono móvil inteligente. Que muy inteligente no debe de ser cuando está creando una infancia aislada, en que los chavales se meten en su cuarto y se pasan las horas y las horas jugando ante la pantalla del ordenador, de la tableta o del teléfono móvil.

Así no quedan jugueterías, ¿como van a quedar? Observen en el "corner" de Apple en el Cortinglés, cómo los niños dominan a la perfección todos los aparatos electrónicos y digitales de muestra que allí se exponen, y cómo saben ponerlos perfectamente en Modo Juegos para entretenerse. Nada de esto ocurría en el tiempo que me invitan a evocar, cuando Sevilla estaba llena de jugueterías, que eran las que competían con las distracciones callejeras y de barrio del trompo, la piola o las bolas, según temporada. Yo apenas recuerdo una maravillosa que hubo en La Campana, La Importadora, de cuyos juguetes nos hablaban maravillas los más zagalones. Sí recuerdo donde se surtían los Reyes Magos de mis padres, que era Casa Abascal de la calle Francos, con un patio lleno de maravillas para niños y niñas, como carpinterías de juguete o muñecas con un baúl para sus vestidos. Luego estaba la parte de juguetes de Deportes Z de don Zacarías Zulategui en la calle Sierpes, que ocupaba la zona del local que daba a la calle Rivero, porque la entrada de la esquina estaba dedicada a armería y a tienda de artículos de deportes como juguetes, cual la que puso Juan Arza el del Sevilla en la calle Santa María de Gracia. No había barrio sin su tienda de juguetes. -

Ah, y la más representativa quizá de todas, que ha resistido en la misma calle Cuna, aunque en otro local, más lejos del Salvador: el Bazar de los Reyes Magos, que respondía a dos nombres; a este y a otro precioso, "La Clínica de las Muñecas". Las Mariquitas Pérez y las Giselas de nuestras hermanas tenían allí su ambulatorio del SAS de los Reyes Magos, donde les volvían a engarzar el brazo que se les dislocó y hasta les reponían en un servicio de lúdica oftalmología de urgencia el ojo que parpadeaba, y que se les había salido en una riña entre hermanos. Igual que en el Reino Unido a la muerte de un soberano proclaman lo de "el Rey ha muerto, viva el Rey", yo ahora aquí, generosos viejos niños de Sevilla, declaro: "La Juguetería Cuevas va a cerrar, ¡viva el Bazar de los Reyes Magos de la calle Cuna!".

 

 

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio