El repertorio de frases contra la Iglesia para pintar en los muros de los templos la verdad es que es muy limitado. Podían haber ampliado el catálogo con nuevas frases ofensivamente ingeniosas, por ejemplo, en vez de sacar el odio pelado y mondado. Por tales razones, esta vez no ha sido lo de "Arderéis como en el 36", lema que por cierto está muy corto de fechas, porque ardieron muchos templos cinco años antes, en la "quema de conventos" de mayo de 1931, a un mes de proclamada la II República. Y porque luego volvieron a arder en la Revolución de Asturias. Para pintar odio contra la Iglesia en los muros de la iglesia de San Martín en Sevilla y colgar urgentemente un vídeo con la "hazaña" en las redes sociales no han usado esta vez el citado lema Ha sido el otro, así como más, ¿cómo te diría yo?, más de Mayo del 68, dentro del certísimo catálogo de frases del odio anticlerical: "La única iglesia que ilumina es la que arde". Y pintaban eso en San Martín de Sevilla, qué antigüedad, a los 83 años de que tres hermanos de la Macarena, don José Antonio Román, don José Ternero y don Domingo de la Torre tuvieran que ocultar en un cajón (sí, en un cajón) a la veneradísima imagen de la Virgen de la Esperanza, salvándola así del fuego que las hordas del Frente Popular metieron meses después a su templo de San Gil, en julio de 1936, tras el alzamiento militar contra el Gobierno y la toma del centro de Sevilla por Queipo de Llano.
Sostengo que estas cíclicas pintadas contra la Iglesia no son resultado de las "hazañas bélicas para colgar en Internet" de unos loquitos que quieren presentarse como héroes antisistema en Instagram. Son el resultado de un odio que hace unos años no había en la España de concordia salida de la Constitución de 1978, sino que ha sido resucitado del gobierno de Zapatero a esta parte, Ley de la Memoria Histórica incluida en una España que había alcanzado gozosamente la reconciliación del "paz, piedad, perdón" del memorable discurso de don Manuel Azaña. Han destapado la caja de los truenos del odio y peligroso camino llevamos. Cuando nos habíamos olvidado de Franco, usan su exhumación como cortina de humo para ocultar los problemas verdaderamente urgentes de España. Y para despertar los odios que quedaban dormidos. Y ahí lo tenéis: ni la paz de los muertos respetan. Ha habido abyectos y salvajes ultrajes contra las tumbas de Pablo Iglesia y de La Pasionaria, o contra el muro de "las 13 rosas". Y del otro lado y al mismo tiempo, profanación de la sepultura de los españoles caídos en la División Azul combatiendo contra el comunismo soviético en los hielos del cerco de Leningrado.
¿Qué ganamos con esto? Nada. ¿Qué perdemos? Pues todo lo que conseguimos de concordia, reconciliación y olvido tras la muerte del dictador que quieren desenterrar, no sé para qué, de la paz de los muertos en el Valle de los Caídos. Se fomenta el odio, y tras el resultado de las elecciones andaluzas y del desalojo del PSOE de su Régimen cortijero de San Telmo, ahora se incita al miedo. Qué pena, que todos los viejos lemas ya superados vuelven, los del odio y los del miedo. Ahora retorna el grito de "¡Que viene la derecha!" para mover indecisos a las urnas o catalanes separatistas al voto afirmativo a los Presupuestos. Amenaza lógicamente inexplicable: "¡Que viene la derecha!" ¿Y qué pasa si viene? ¿No es tan constitucional que gobierne la derecha como que lo haga la izquierda? ¿No es acaso la sustancia de la propia democracia la alternancia en el poder? Pero lo dicen por lo que lo dicen. Nunca podrá irle tan bien al independentismo catalán como le ha resultado con el Gobierno de Sánchez. La receta es perfecta, de Master Chef de la destrucción de España: odia al que no piense como tú y teme a una derecha que te aplique la Constitución pensando en España.
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