El problema es encontrar la onomatopeya exacta para el desastre del PP. Lo que le ha pasado al PP en las elecciones generales, ¿qué ha sido? ¿Un cataclás, un porrompompón, un catapúm? Así cayó el Imperio Romano. Rajoy dejó hecho un buen pan con unas tortas al dividir a la derecha. Y ahora se ha visto la copla. Da pena, penita, pena, ver cómo ha quedado de chungalé el PP en sus tres feudos sevillanos: Los Remedios, Nervión y Casco Antiguo. Hay un hecho para señalarlo con piedra blanca, pero Piedra Llorosa más bien: Ciudadanos ya es el segundo partido en la Sevilla del PSOE de toda la vida. A cuyos votantes no sirvieron las llamadas a la cordura de la vieja guardia de González y Guerra, sino que están encantados con Sánchez, que cuanto hace cada día está más cerca de Podemos. Está ya a cinco minuto de Podemos; sólo le falta dejarse la coleta y comprarse un casoplón en Galapagar. Por todo lo cual, contemplada la reciente historia de Andalucía con las claves de las elecciones generales de la Dominica in Albis...
-- Oiga usted: ¿se llamaba Dominica in Albis porque así se iba a quedar el PP, "in albis"?
No, se llamaba así porque salía la clásica Sacramental del Sagrario, cuyos niños carráncanos, con la esquila del que va delante, son los verdaderos heraldos de la primavera de Sevilla, de la temporada taurina, de la proximidad de la Feria, del Rocío, de todo lo que preocupa por cierto hoy tanto a la gente, que creo yo que passssa ya un poquito de elecciones generales y de Sánchez para cuatro años y está sólo pensando en la caseta, en la noche del alumbrado y en esas cosas que hacen que esto sea como es.
Así que contemplada la más reciente historia política de Andalucía con las claves de las elecciones generales del triunfo indiscutible de Sánchez, cada vez me parece más milagroso e insólito lo que pasó el 2 de diciembre. Una estampa que es muy difícil que se vuelva a repetir. Que el PP, con los que hasta entonces eran los peores resultados de su historia, lograra echar al PSOE de San Telmo con la coalición de Ciudadanos y el apoyo de Vox es algo que, comtemplado hoy, en esta desazón de la frustración y del desánimo que les entró a muchos, parece absolutamente increíble. Y, desde luego, irrepetible. Que la izquierda andaluza de toda la vida no se movilizara contra "las tres derechas" y no fuera a votar en masa;que Susana Díaz pegara el pinchazo o pellejazo que pegó y que pudiera desalojarse de San Telmo a un Régimen confundido con un partido y a un partido confundido con un Régimen, es algo absolutamente impensable si se contempla con esta carita descolgada que se nos ha quedado a muchos. ¿No hablan a veces de "conjunción planetaria" para referirse a ciertos encuentros de políticos? Pues lo del 2-D en Andalucía, con PP, Ciudadanos y Vox sí que fue una irrepetible conjunción planetaria, que tardará años en repetirse. Pero no años de taco de almanaque: años-luz.
¿No hablaron del "milagro alemán" tras la derrota de los nazis en la II Guerra Mundial, de la destrucción de la nación germana por el conflicto y del resurgimiento de su economía y su prosperidad? Aquel milagro alemán fue nada al lado del andaluz que llevó a Juanma a la presidencia de la Junta con el cataclás de Susana. Que fue bastante menor que el que ahora se ha pegado Casado. Susana Díaz ganó las elecciones, por más que su oposición a Sánchez, como ahora se ha visto y demostrado, la perjudicara mortalmente. El PP no ha ganado ni en la calle Génova, donde el propio Casado reconoció en la noche electoral algo insólito en los partidos: que habían quedado como La Chata. Igual que el "pero nos queda la fiel Infantería" del himno, nos queda ahora, en solitario en toda España, una Andalucía gobernada por la derecha, impensable con las claves del desastre del domingo.
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