ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  10 de julio de 2019
                               
 

Un poco de apagón

Viendo que no hay informativo de radio y mucho menos telediario donde no ofrezcan al menos media docenita bien despachada de truculentos sucesos de maltrato a mujeres, de violaciones en manada de indefensas muchachas, de bestias que, ante sus hijos, matan a su legítima esposa y luego se tiran por el balcón y de mil formas más de la usualmente llamada "violencia de género", me he acordado de algo que dije en mi discurso de agradecimiento al recibir el premio "Luca de Tena" en esta Casa de ABC el 5 de noviembre de 2013. Texto que fue generosamente ofrecido por el periódico como su Tercera Página al día siguiente. Perdonen, pues, que me cite, porque el recuerdo de aquellas palabras me ha inspirado las presentes. Decía yo en aquel discurso que en la Redacción de ABC hay siempre unos redactores veteranos de referencia que son, en sí mismos, el mejor Libro de Estilo. Y recordaba a quien fue mi subdirector en ABC de Sevilla, Francisco Luis Otero Nieto, "Quintaval" en su columna del "Sevilla al Día", y lo que me ocurrió con él cuando yo era lo que entonces se llamaba inexperto "redactor-alumno en prácticas de la Escuela Oficial de Periodismo" y ahora, becario.

Paco Otero fue en la Redacción de ABC en Sevilla lo que luego habría de significar mi querido e inolvidable poeta José Miguel Santiago Castelo para esta Casa en Madrid. Decía yo en aquel discurso del "Luca de Tena", refiriéndome a Otero y a Castelo: "Tenían toda la esencia de ABC en la cabeza y en el alma. Cuando tenías una duda de valoración, el redactor-jefe te decía: "Pregúntaselo a Otero". Un día le pregunté a Otero cómo y cuánto dábamos sobre la noticia de un hombre que se había tirado desde la Giralda: si un solito o un ladillo en Sucesos. Y como un Libro de Estilo viviente, me dijo Otero: "Nada, no damos nada, Niño Burgos; en ABC no se dan los suicidios porque luego los loquitos los imitan y se tiran todos desde la Giralda".

Bueno, pues al Niño Burgos que suscribe nadie le quita de la cabeza que tanta información sobre los más bajos fondos humanos contra las mujeres como aparece ahora profusa y detalladamente en cada informativo, como regodeándose en ella quien la redactó, cargando la suerte en lo más truculento de los uxoricidios, de las violaciones en grupo, de los asaltos a muchachas indegensas o de los que antaño se llamaban "crímenes pasionales", tienen un Efecto Llamada para que en esta desquiciada sociedad cada día sean mayores, y más sangrientos e inhumanos, estos sucesos que, por lo visto, tanto gustan al personal, que hay en muchos telediarios hasta secciones monográficas dedicadas al asunto, ante lo que usted quizá, como yo, cambia de cadena inmediatamente. Nadie me quita de la cabeza que esos asesinatos de mujeres alimentan las mentes abyectas de los asesinos, que se inspiran en ellos y tratan de imitarlos. Por ejemplo, ¿cuántas manadas han aparecido en toda España desde que conocimos los repugnantes detalles de la afortunadamente condenada de Pamplona, importada por cierto desde Sevilla por San Fermín? ¿Y cuántas mujeres hay muertas a manos de sus maridos o amantes en sucesos que parece que están sacados con fotocopiadora de otro parecidísimo que escuchamos ayer en la misma emisora? Por eso, aunque lo que voy a decir sé que es políticamente incorrectisimo, creo que convendría un apagón, o al menos un poquito de apagón, bajar el pistón, sin menoscabo de la libertad de información, no restregar tanto estos desagradables sucesos de las violaciones en grupo, de maltrato, o de asesinatos de mujeres a manos de sus maridos y en presencia de sus hijos. Podríamos hacer la prueba, a ver si así la ausencia del Efecto Llamada nos libra al menos unos días de esta España de sangre que padecemos. Aplico en este punto lo que me decía mi recordado Paco Otero sobre los suicidas de la Giralda.

 

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