ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 10 de octubre de 2019
                               
 

España, una inmensa Huévar

Mis amigos de la Hermandad de la Sangre de mi querida Huévar no tienen la culpa, ninguna culpa, de que por mor de un alcalde socialista que padeció, el pueblo haya pasado a ser el símbolo de cuanto está ocurriendo en estos días en toda España: que el PSOE se está hartando de hacer campaña electoral comprando votos con dinero público y poniendo los recursos del Estado al servicio de que el partido pueda seguir perpetuándose en el poder. En Huévar, donde me concedieron la merced de hacerme hermano de honor de la cofradía del antiquísimo y valiosísimo Cristo de la Vera Cruz y la Virgen de la Sangre, ocurrió algo por culpa de un alcalde socialista que parece de chiste, y cuyos papeles se han encontrado ahora, al ganar el PP las elecciones locales y poder tirar de la manta y parar la maquina de destruir documentos: que medio pueblo y casi la mitad del otro medio estaba colocado en el Ayuntamiento. Y el alcalde, a su vez, fue colocado en la Junta de Andalucía con un puestazo por Susana Díaz. Los molinos de pólvora del Rey, en versión del siglo XXI, que da vergüenza ver cómo se tira el dinero público para comprar votos y aferrarse al poder.

Pero lo más triste es que Sánchez nos está descubriendo en esta campaña electoral de sesión continua que toda España es para el PSOE una inmensa Huévar, donde se usa lo público para comprar votos y ganar las elecciones (o intentar ganarlas, que ya se verá). ¿No quedamos hace mucho tiempo, en el Pacto de Toledo, que con las pensiones no se jugaba, y que quedaban fuera de la liza de las campañas electorales? Pues al alcalde socialista de Huévar, digo, al presidente en funciones, a Sánchez, le ha faltado tiempo para anunciar que va a subirlas de acuerdo con el IPC. ¿De dónde sale el dinero para subir las pensiones? De donde mismo salía en Huévar para colocar en el Ayuntamiento a medio pueblo: de los por ellos llamados "impuestos a los ricos", que es exprimir fiscalmente a una clase media con la que están acabando. Con tal de ganar votos, Sánchez es capaz de cualquier cosa. Exactamente igual que el alcalde socialista que padeció Huévar.

Y se llega a situaciones absurdas, que no hay quien las comprenda. Trump amenaza con la brutal subida de aranceles a toda la riqueza del campo andaluz: al aceite, a las aceitunas, al vino. ¿Y qué remedio pone para compensar las pérdidas que han de tener las industrias agroalimentarias por las exportaciones que ya no podrán hacerse? Pues algo que tiene bastante de confusión de la velocidad con el tocino: rebajar las peonadas exigidas para poder cobrar el subsidio agrario, el antiguo PER de nuestros pecados. ¿Qué tienen que ver las peonadas con la subida bestial de aranceles a la exportación de aceite envasado a Estados Unidos? ¿Usted lo sabe? Yo no. Lo que hace Sánchez no es luchar contra los aranceles que Trump quiere arrearle al campo andaluz y a sus industrias, sino lo mismo que el alcalde socialista de Huévar: tirar del dinero público para comprar votos.

Peonadas... Del "más cornás da el hambre" hemos pasado a "más BMW da el PER". Las famosas peonadas han creado una especie de cuerpo funcionarial del Estado en los pueblos andaluces. Trabajadores que se aseguran un sueldecito para todo el año con un mínimo de jornadas laborales. Nunca me explico cómo se compaginan las cifras de paro que dan los pueblos con la necesidad de mano de obra que hay en el campo. Por ejemplo, hay pueblos donde no se encuentra quien quiera coger la aceituna. Lo hacen inmigrantes extranjeros. Vi en una televisión antier un reportaje sobre la siembra de la fresa en la provincia de Huelva. Bajo el plástico del invernadero, todos los trabajadores que plantaban fresas, o frambuesas, o arándanos (los muy rentables y exportables "cherris"), eran personas de color. Vamos, negros. Inmigrantes subsaharianos, no sé si con papeles o con ellos. Y por Moguer, las cuadrillas de polacas. Y la aceituna, hay pueblos andaluces donde tienen que recogerla los rumanos. Y mientras, el alcalde de Huévar, digo, Sánchez, diciendo que hay que bajar las peonadas mínimas para luchar contra los aranceles de Trump. ¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino?

 

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