Yo tenía pensado escribir hoy sobre esos turistas que se meten en las aulas de la Universidad en plena clase, con el plano de Sevilla en una mano y la cámara de fotos del teléfono en la otra, irrumpen en las clases y se ponen a retratar aquello. Claro, como el edificio viene recomendado en las guías como antigua Fábrica de Tabacos, se creen que se van a encontrar a Carmen la Cigarrera en clase de Filología. Pero, adiós, Pampa mía, ¿quién escribe de un sevillano tema con la que se va a formar en Cataluña y me temo que en la Patria toda, con la sentencia del Supremo a los golpistas separatistas catalanes que declararon la independencia, que es como si yo me proclamo arzobispo de Manila?
--¿Y a usted qué le parece la sentencia?
Pues corta y pactada. Dictada por un Tribunal Supremo cada vez más desprestigiado, sobre todo después de la rara unanimidad en torno a un urgentísimo asunto nacional (¡tararí!) que va a ser la solución para todos los problemas y especialmente para detener la crisis que se nos viene encima: la exhumación de Franco. Como la mancha de la mora con otra verde se quita, que cantaba Pepe Pinto, verá usted lo que tarda el Gobierno en airear al máximo la profanación de la tumba del dictador, precisamente al contrario de lo que han hecho los rusos, que tienen la momia de Lenin expuesta en la Plaza Roja, sacándole un dinero a los turistas por visitarla. La profanación de la paz de los muertos le vendrá muy bien al Gobierno para tapar el pasteleo que se huele ha habido en la sentencia a los golpistas catalanes.
Si usted me pregunta sobre la sentencia, le diré que de "sedición" nada: que aquello fue una "rebelión" en toda regla, fotocopiada de la Companys en la II República, que tardó un segundo en meterlo entre rejas. Y si todo se queda en este pasteleo de que triunfe insólitamente la petición de la Abogacía del Estado sobre la que hizo la Fiscalía, que fue condenar por rebelión, menos mal... Pero me temo que como andan en juego los votos catalanes para la investidura próxima del Tío del Falcon tras las elecciones del 10-N, para mí que el indulto está pactado ya, aunque Ábalos se haya apresurado a decir lo contrario. Ahora veremos que lo niegan, que dicen que Junqueras va a cumplir la pena, penita, pena íntegra en una cárcel catalana de 5 estrellas, con todos los privilegios. Pero todo será de boquilla, para no perder los votos de los que pedimos ejemplar leña al mono contra los que quieren romper la constitucional Unidad de España.
Y encima, 13 años para el chaleco a Junqueras. No 12 ni 14: 13. ¡Con la mala pata que da el 13! Con la de números de años de condena previstos en el Código Penal para el delito de sedición que aquí se ha pactado, ¿por qué han escogido precisamente el de la mala suerte? Fila 13 no hay en los aviones, ni en los pisos de los hoteles cuartos que terminen en 13. Y mira por dónde, el pastelero Supremo va y le arrea 13 años al mocito viceorganizador de la rebelión, que al menos está perdiendo kilos en la cárcel. Se va a quedar hecho un figurín.
Una condena de 13 años, 13, toca madera, no puede traer nada bueno. Es un mal presagio de muchas cosas. En Cataluña, por la que van a liar los niñatos de los CDR, que ya hasta tienen programado su lema para corearlo al paralizar, como quieren, toda aquella autonomía española: "Contra la sentencia, independencia". No, contra la sentencia, cumplimiento íntegro de la pena, como pedíamos para los etarras, aunque éstos no hayan asesinado a nadie. Y de indulto, nada. Aunque no me extrañaría nada. Este Gobierno que padecemos, que aunque está en funciones se atreve con todo y actúa como si fuera el verdadero, algo tendrá amañado con el indulto de los separatas, para mayor desprestigio de los tribunales según la frase de Pedro Pacheco. Así que aquí va lo que me pregunta usted sobre la sentencia: que lo peor de todo, encima, es el dichoso número 13... Hombre, si por lo menos lo hubieran condenado a 12 años y 12 meses. ¿Pero 13? Y ojo a lo que se vota el 10-N. Que a lo mejor está usted votando, sin saberlo, el indulto de los golpistas separatistas de la catalana rebelión de independencia.
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