ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 19 de octubre de 2019
                               
 

Mueren las chumberas

Decididamente, vivimos en una sociedad urbana, muy lejos de la cultura agraria que nutrió a Andalucía. Sevilla está de espaldas al campo que antes le dio de vivir. Todo el mundo se preocupó cuando a las palmeras de parquees, jardines y paseos les había afectado la plaga del picudo rojo y se secaban y morían. Pero nadie ha sabido que mucho peor está siendo lo de las chumberas del campo, que se nos están secando y muriendo con la plaga de la cochinilla del carmín y desapareciendo en muchas fincas. Fue un lector, empresario agrícola, recio hombre de campo, quien me dio la primera noticia:

--A ver si escribe usted sobre las chumberas, que tienen una plaga y las están teniendo que cortar en todo el campo, porque se secan.

Y me vino de momento a la mente la música de las chumberas. Que la tienen. El "cuando por los campos de verdes chumberas" de Juanito Valderrama. El "chumberas del camino/de Las Cigüeñas,/cuando pasa Triana/todo se alegra" de la sevillana de Pareja-Obregón que cantaban Los Hermanos Reyes. Y se me vino a la mente la literatura de las chumberas. Las de las lindes de la no muy extensa literatura del campo andaluz. Las chumberas de chozas con techos de brezo del "Manuela" de don Manuel Halcón. Las chumberas de las lindes de las disputas familiares de herencias en la "Historia de una Finca" de los Hermanos Cuevas. Chumberas hechas poema en prosa en "Las cosas del campo" de Muñoz Rojas. Y me traté de documentar sobre las chumberas. Pregúntenme por ellas y sus maravillosos y dulces higos chumbos, que he hecho un máster acelerado. Yo me creía que las chumberas, como los olivos, señas de identidad del paisaje andaluz, estaban aquí al menos desde los romanos. Pero no: llevan sólo cinco siglos en Andalucía. Vinieron de América tras el Descubrimiento, concretamente desde la Nueva España. O sea, México, donde les llaman nopales. Leo a un biólogo que sabe tela de chumberas: "A bordo de los buques de los conquistadores, desembarcó en las costas españolas en el siglo XVI con un fin concreto: cultivarlas para servir de alimento a la cochinilla del carmín, empleada para producir tintes. El plan no cuajó mayoritariamente, pero la chumbera llegó para quedarse. La variedad más común, la "Opuntia ficus-indica", pronto encontró acomodo como planta silvestre, vallado natural entre lindes de terrenos, alimento de ganado e incluso humano. Ahora justo una plaga de la misma cochinilla (la "Dactylopius Opuntiae") amenaza con acabar para siempre con esta planta autóctona llegada desde México".

Ay, las chumberas. Se secan y mueren porque los pontífices del ecologismo dicen que no es una planta autóctona de España, sino invasora, y no merecen, por tanto, que se gaste un duro en su salvación, como revivieron muchas palmeras tras el picudo rojo. Leo a Isabel Domecq, gerente de Los Alburejos, en Medina Sidonia, donde pasta la ganadería brava de la casa, Torrestrella: "En el verano de 2015 vimos la primera tuna afectada. Dos años después, los tres kilómetros que teníamos de chumberas se han perdido por completo". ¿Y la Junta, qué hace? Pues no actúa porque considera a la chumbera "una especie invasora".

Ay, las lindes... Han alambrado aún más el campo andaluz, al arrancar las chumberas secas de las lindes. ¿Y los higos chumbos para la puerta del cine de verano, o para el señor que los vende ya pelados en bolsitas de plástico, en su mesa de campimplaya a la puerta del Cortinglès? A este paso, los higos chumbos serán de caros como el caviar, por su escasez. Esos higos chumbos que quitaron tantas hambres en Andalucía, cogidos con una caña cortada al final con cuatro hendiduras, en las que ponían una piedra para hacer como una garra y apañarlos sin pincharse, pronto serán un recuerdo, ay, con lo ricos que están. Pero lo más triste es la puñalada que al paisaje andaluz de las lindes de chumberas le ha pegado la plaga de la cochinilla del carmín. Más lindes de alambre en el campo. Menos higos chumbos fresquitos para las noches del verano. Y ese insulto administrativo de la Junta. ¡Cuidado que llamar "especie invasora" a la lírica chumbera, la de las canciones, las novelas y los "higos tunos" del cine de verano!

 

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