Sólo por el dineral que se va a gastar la Junta en reparar la cubierta por la que fue temporalmente clausurado el Estadio de la Cartuja (ilusoriamente llamado Olímpico) para ponerlo a punto para la final de la Copa del Rey de este año, tiene Moreno Bonilla argumentos más que suficientes para lo que ha pedido a Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Que la selección, la mal llamada "Roja", juegue siempre en Sevilla y allí, en aquellas desaprovechadas instalaciones que tanto costaron y que para tan poco sirvieron: "Queremos que la selección venga más a Sevilla". La petición de Moreno Bonilla se merece ser apoyada. Y no por el lado futbolístico sólo, que quizá también, sino por el constitucional. Si la selección española de fútbol juega en La Cartuja tenemos la absoluta seguridad de que aplaudirán a Don Felipe VI, y que cuando suene la Marcha Real no se oirá un solo silbido ni abucheo alguno, y que el campo entero la corearará con esa letra anónima, onomatopéyica y ridícula que le hemos buscado, la del "la,la,larala,la,la,la..."
Tendremos un ensayo en la final de Copa de este año, que como queda la segunda vuelta de semifinales, aún no sabemos quién la jugará. Aunque en lo poco que sé de fùtbol me temo que será como un derbi vasco, entre el Athletic Bilbao y la Real Sociedad. (Sí, sí, "Real" Sociedad, mal que le pese a muchos de sus socios y seguidores, la Historia es la Historia). Sea entre el Athletic y la Real Sociedad o se cuelen en la final el Mirandés u ojalá el Granada, lo del respeto al himno está más que garantizado. Por muchos seguidores que vengan de los equipos vascos en caso de que la final la jueguen ellos, verá usted cómo los escasos silbidos son inmediatamente acallados por los aplausos y el colectivo tarereo de la música sin letra de la Marcha Real.
Aunque partidario de la Instituciòn, sé que corren malos tiempos para la Corona, y por eso creo que Andalucía, con respecto a Don Felipe VI, está escribiendo en estos días un maravilloso "NO8DO", mucho mejor que el legendariamente concedido por Alfonso X el Sabio a la lealtad de la ciudad de Sevilla. Andalucía no deja a su Rey, ni de mostrar la pública alegría popular cuando viene. En las últimas semanas se ha visto ampliamente, cuando los Reyes vinieron a Écija y cuando se pegaron el palizón este fin de semana, visitando en el mismo día Almonte, el Coto de Doñana y Sanlúcar de Barrameda. En Écija, cuando Don Felipe VI y Doña Letizia vinieron a entregar el premio de la Fundación Princesa de Gerona a las Escuelas Profesionales Sagrada Familia, de la benemérita institución SAFA, la Ciudad del Sol se echó a la calle para recibir a sus Reyes, a nuestros Reyes. ¡Anda que quemaron un retrato de Don Felipe VI impreso con la cabeza boca abajo! ¡Anda que se escuchó un silbido! Un baño de multitud en la Sartén de Andalucía.
Pero es que pocos días después, con el pretexto del cincuentenario de Doñana como Parque Nacional, la misma escena del pueblo con sus Reyes y los Reyes con su pueblo se repitió en Almonte, donde tras asistir a un acto académico en el teatro que lleva el nombre del recordado Salvador Távora se postraron a los pies de la Virgen del Rocío, que ahora está en el pueblo, en su Año Jubilar, y cuya Hermandad Matriz cumple 100 años de la concesión del título de Real. Y tras visitar el Coto de Doñana y hacerse Don Felipe VI y Doña Letizia unas maravillosas fotografìas en aquellas dunas, cruzaron el río y pasaron a Sanlúcar de Barrameda con motivo del V Centenario de la Primera Circunnavegación del Mundo de Mundo de Magallanes y Elcano. A Bajo de Guía concretamente. Y otra vez la misma escena: el pueblo volcado con sus Reyes. y no como por ahí, que nada más que les hacen feos y desprecios. Así que, final de Copa y selección española aparte, Señor: cuando los ánimos se le vengan abajo a Vuestra Majestad con tanto problema de la nación en su Reinado, dése una vueltecita por Andalucía, como en estas semanas últimas, para poder decir como Alfonso X a Sevilla: NO8DO.
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