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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  25 de abril de 2020
                               
 

Sevillanerías

He llamado Confinamentés, al modo del Tertulianés, al nuevo lenguaje, con un gran "vector de riesgo" sobre la hermosura y belleza de nuestra lengua, que entre técnicos, expertos y políticos (sin idea de Sanidad) se han inventado en la presente hecatombe del Covid-19. Antes de que empiece, que ojalá sea pronto, la "desescalada". Como la que ya ha comenzado en Sevilla, de la noche a la mañana y sin previo aviso, como tenía que haber puesto Sánchez el Estado de Alarma. Que llamas a tu bar favorito y, aunque está cerrado, te preparan para llevar tu ración de croquetas, tus pavías de bacalao, tu ensaladilla, o tus caracoles, ahora en temporada. Que cómo serán de nuestros los caracoles que hasta tienen un cante flamenco con su nombre.

Y en Confinamentés habré de decir que me ha ocurrido lo más grande: que he formado parte de un jurado telemático. No presencial: telemático. Y no conforme con eso, he sido nombrado presidente telemático de ese jurado: el de la vigésima edición del premio Romero Murube que convoca cada año esta Casa de ABC en memoria y homenaje al eterno y refinadísimo enamorado de nuestra ciudad que fue Joaquín: "Señores, tengo una novia/en el aire de Sevilla". En ese jurado telemático le hemos dado con toda justicia el premio a mi admirado, leído y escuchado Andrés Amorós, por "Manuel y Antonio, de Sevilla", su Tercera de ABC sobre los Hermanos Machado. Ya saben, lo de aquella maldad de Jorge Luis Borges cuando le preguntaron por Antonio Machado: "Ah, no sabía que Manuel Machado tuviera un hermano". Admiro a Amorós como algo impropio de nuestros días: es un humanista. Sabe, y a fondo, de todo: de lo clásico y de lo popular; lo mismo de ópera que de zarzuela; de José y Juan que de toreo bufo; de música de cine que de revistas de Celia Gámez; de copla que de poetas clásicos. Y de nuestra ciudad sabe y siente más que muchos sevillanos. Siempre he citado el dato de que pudiendo haberse apuntado en una cofradía digamos populachera, se hizo cofrade de la Hermandad de los Primitivos Nazarenos de Sevilla, vulgo El Silencio. Ya he contado cuando conocí a Amorós. A la persona que nos presentaba, que me parece que era Pachi Bores, Andrés le dijo

-- No, Antonio y yo nos conocemos, aunque no hayamos cruzado palabra. Yo he sido el nazareno del Silencio que muchísimas madrugadas, en un parón, he estado mucho tiempo a su lado mientras pasaba la cofradía de la Madre y Maestra por la calle Francos.

Con solo ese dato habrán colegido que Amorós es, evidentemente, un sevillano serio. Cabal. Nada jacarandoso. La otra cara de los que llegan de por ahí y para ser más de aquí que nadie hacen un curso acelerado de miarmas y aprenden a bailar sevillanas...como si estuvieran toreando señoras de buen ver. Amorós, tras esto tras rarito del premio telemático, ha hablado de Sevilla y ha dicho una palabra más que definitoria, que en mi vida había escuchado: "sevillanerías". Óle. Eso puede decirlo quien, además, ha confesado: «Me gustan los toros y en Sevilla más que en ningún sitio. He echado tanto de menos las campanas que me despiertan el Domingo de Resurrección... pero me gusta más la Semana Santa que la Feria, una fiesta popular y religiosa, con un refinamiento estético tan grande que no conozco nada igual en el mundo». O sea, que tomándole la palabra a mi telemáticamente premiado amigo llego a la conclusión de que el sevillano serio desprecia las "sevillanerías" al uso. Una cosa es la verdedera sevillanía, que Amorós tiene a esportones, y otra la "sevillanería" de los chuflones. Que hoy tendrán su día. Mejor dicho, su noche. Eso de querer improvisar en un balcón o una terraza una "Noche del Pescaíto" de la Feria que nunca se celebrará es pura y lamentable "sevillanería". Que nada tiene que ver con la sevillanidad de esta tierra que es como su Semana Santa: "de un refinamiento estético tan grande que no conozco nada igual en el mundo". El sevillanito con el pescaíto, los farolillitos y las sevillanitas en el balcón fue un lamentable espectáculo de los que nos dan la fama que tenemos. Lo siento. Al que le dé, que perdone. Pero los que nos tenemos por sevillanos serios, amamos y defendemos la sevillanidad verdadera y odiamos estas sevillanerías del arsa y olé. En esto tomamos ejemplo de los sevillanos finos y fríos que Unamuno vio simbolizados en Romero Murube.

Tercera de ABC de Andrés Amorós premiada con el XX Romero Murube: "Manuel y Antonio, de Sevilla"

Declaraciones de Andrés Amorós a ABC tras el premio "Romero Murube"

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