ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 30 de junio  de 2020
                               
 

La Sevilla postCovid

Decía San Ignacio de Loyola, y sus antiguos alumnos lo tenemos muy en cuenta, que "en tiempo de tempestad es malo hacer mudanza". Y en otra frase, atribuida a Churchill, que no sé si verdaderamente la pronunció el primer ministro británico o es "fake", como se dice ahora, pero me pega muchísimo que la dijera, aunque sea tan falsa como muchas otras que se le atribuyen, dijo: "Lo más urgente es esperar". Traigo ambas frases como apoyo a algo de Sevilla que me parece de espaldas a la verdadera realidad: la cantidad de grandes proyectos y obras que está anunciando el Ayuntamiento como si nada hubiera ocurrido, como si cada brote y rebrote de la epidemia no fuese el susto nuestro de cada día y cuando la ciudad aún no se ha repuesto, ni anímica, ni social, ni laboral, ni económica, ni psicológicamente de las consecuencias del forzado confinamiento del Estado de Alarma, y que aún tiene los locales de media Sevilla con el cierre echado y sabe Dios si volverán a abrir.

Ya se han cometido muchas locuras, como reformar ahora, precisamente ahora, la calle Mateos Gago, vía turística principal donde las haya, cuando lo que necesitamos es rescatar cuanto antes esa gran fuente de ingresos para la economía de la ciudad que son sus visitantes. A los comercios (y bebercios) de la calle Mateos Gago, tal como está de capa caída el turismo del que casi todos viven, lo que les faltaba era la calle levantada durante tantas semanas. Y cómo quedará de irreconocible aquello, sin sus adoquines de Gerena de toda la vida, convertida en lo que llaman "plataforma única", que es un eufemismo para dejar a las calles sin aceras porque se supone que por allí se acabó para siempre la circulación de automóviles.

Pero esa debe de ser "la hoja de ruta", como se llama ahora a los programas de actuaciones, de lo que estaba previsto acometer en obras y que se está haciendo, caiga quien caiga. Y si fuera sólo eso... El periódico viene cada día lleno de anuncios de grandes obras municipales, de las que antes sólo se hacían aprovechando el verano y con prisitas, para que estuvieran antes de la Semana Santa. No tendré, como casi siempre, razón alguna, pero ¿está Sevilla en condiciones de abordar precisamente ahora tantas grandes obras municipales, y para levantar la calle Zaragoza y poner patas arriba la Plaza del Museo? ¿Se ha pensado si tras la epidemia cambiará el modelo de ciudad que están gobernando, el que inventó Monteseirín con las setas, el tranvía, las peatonalizaciones indiscriminadas, la desaparición de aparcamientos en superficie, la máquina de estrechar calles, la persecución del automóvil y la conversión de la Avenida en un erial con todos sus grandes árboles talados? ¿Cómo quedará Sevilla cuando hayamos vencido completamente al virus, haya vacuna y medicaciones eficaces, se normalice la vida y se acabe con esta situación tan rarita que de normal no tiene absolutamente nada, aunque la llamen "nueva normalidad"? ¿Volverá el turismo y seguirá siendo el que le pegue las grandes levantás a pulso al PIB y al empleo, o vamos a una Sevilla en Modo Detroit, la decadencia de una ciudad que antes tuvo un esplendor que nunca más recobró?

Seré un bicho raro, pero me parece una incongruencia que el Rey, preocupado por su España y su Reino de Sevilla, venga a dialogar con los empresarios para ver cómo podemos levantar esto entre todos y, mientras, el Ayuntamiento anunciando su obsesión con dos grandes proyectos, cual la arboricida ampliación del llamado tranvía hasta la estación de Santa Justa (que se cargará la vegetación que da sombra a la avenida de San Francisco Javier), o la tercera línea de Metro, hasta Los Bermejales, pasando por Manuel Siurot y el Hospital Virgen del Rocío? ¿Estamos en condiciones económicas, sociales, incluso mentales de hablar de la ampliación del tranvía a estas alturas del curso de los acontecimientos, con la economía de la ciudad ralentizada, incluso con la caída de la recaudación de impuestos municipales por falta de actividad? ¿Estamos para pensar en ampliar el Metro, cuando no sabemos qué Sevilla nos va salir después de toda esta inmensa tragedia que los chavales insensatos e incívicos de las botellonas se toman con tanta alegría, aglomeraciones y, desde luego, sin mascarilla? Creo, con Churchill, que lo urgente es esperar. Y con San Ignacio de Loyola, que en tiempo de tempestad no es recomendable meterse en estas mudanzas en que está empeñado el Ayuntamiento.

 

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