ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  5 de noviembre  de 2020
                               
 

Para Isabel

No sé en qué estaría yo pensando cuando el otro día, en el "esto ya está aquí" de la vuelta del artículo tras el alarmante apagón de los días en que dejé de publicar el recuadro como desde hace un montón de años, di las gracias a los lectores de ABC que se habían interesado por la ausencia, de los que dije, con todo fundamento, que son mi mejor patrimonio. Pero olvidé lo fundamental: haber dado las gracias, como una nueva declaración de amor cuando nos hicimos novios aquella tarde de mayo en el Mesón del Estudiante de los bajos de la Academia Aizpuru, a quien más sufrió en aquellos días: a la excelentísima, y tan excelentísima, señora doña Isabel Herce Fernández, mi mujer. Ha sufrido más que nadie aquellos días, como me viene aguantando y cuidando hace tantos años. Si los lectores de ABC son mi mejor patrimonio, mi mejor capital es el apoyo de Isabel: continuo, paciente, entregado, resignado, aguantándome manías y adversidades. Con razón la llamo de broma "la Jefa de mi Casa Civil". Nada sería sin ella. Nada habría sido sin ella, que la he tenido siempre a mi lado, incondicional en su desprendido amor, en los momentos más duros de mi vida, y me ha animado cada día a continuar en esta tarea. Si digo que la quiero más que a Sevilla no le hago más que justicia, en su silencio, en sus desvelos.

De mi salud cuida como nadie. Yo creo que es la delegada en casa del Doctor de la Bata Morada que tiene su consulta en San Lorenzo. Gracias a su equilibrio de buena Libra, a su sensatez, a su prudencia, por las precauciones que tomó, aquella triste mañana de octubre del año 2000 los pistoleros asesinos del Comando Andalucía de la ETA no me quitaron del tabaco. De aquellos Celtas sin filtro, ¡tela!, que me fumaba enchampelados, cuando el combustible de la Redacción de ABC eran el café, el tabaco y el güisqui a por el que el genial José Antonio Blázquez, tras hacer una vaquita, mandaba a Hacha el ordenanzas a comprar al Puesto de los Monos. Isabel es Diplomada en Enfermería, y ganó sus oposiciones de funcionaria en el entonces recoleto y casi familiar Real Hospital de San Lázaro. Para dedicarse a mí, con lo que le gusta la Medicina, con lo que sabe de Medicina, pidió la excedencia para estar siempre a mi lado, sufriéndome, porque uno tiene tela que aguantar. Vienen hoy los recuerdos de toda una vida a mi lado, desde que la conocí en mi veraneo juvenil en Guadalcanal, tan guapa, con esos ojos, y sentí el flechazo del amor una noche de prueba del alumbrado en que ella veía al pueblo marchar a la Feria tras la banda municipal desde su balcón de la calle San Sebastián, con un vestido azul turquesa que no se me olvida. Como la cosa está cortita y no puedo ir a Shaw para comprarte el brillante que te mereces, Isabel mía, hoy, que hace 53 años que nos casamos en la iglesia de Santa María de Guadalcanal, recibe esta nueva declaración de amor y agradecimiento en forma de regalo de aniversario de boda. Gracias, Jefa. Sin ti sería lo que verdaderamente soy: nada.

 

 

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