ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  8 de noviembre  de 2020
                               
 

España sin español

Por increíble que parezca, según la Ley Celaá, habrá pronto una parte de España en la que los niños no podrán en la escuela estudiar en la lengua oficial del Reino, la que en el mundo hablan 600 millones. ¿Qué diríamos si los niños de las escuelas de París no pudieran tener el francés como la lengua vehicular? ¿Cómo puede ir contra la Constitución, que proclama al español como el idioma oficial? ¿Cómo no se le ha dado importancia a esta entrega de cuchara ante las otras lenguas cooficiales de los separatismos, y empezando por la RAE no se ha puesto la nación en pie en defensa del castellano, contra su prohibición como lengua vehícular? La ministra Celaá la ha montado en un vehículo y mandado al cuerno. Mayores barbaridades hemos escuchado de ella y nadie les dio importancia, como su proclama verdaderamente filonazi: "No podemos pensar que los hijos pertenecen a los padres". Eso de los hijos del Estado suena completamente a la Alemania de Hitler.

Si la verdadera patria del hombre es su infancia, el sentimiento nacional es la lengua que hablamos, arrojada de las escuelas por la espada de fuego de Isabel Celaá para complacencia de los separatismos que han de aprobar los presupuestos de este Gobierno social-comunista que se apoya en todo lo peor de lo peor. Empezando por los podemitas que se benefician como vicepresidentes, ministros, cargos de confianza y paniaguados de las mamelas del sistema que quieren destruir, como la concordia de la Constitución de 1978, su espíritu y su letra, y terminando, de momento, con la Monarquía Parlamentaria, fundamento de lo que hasta ahora entendíamos por España. ¡Lo que tiene que estar tragando Don Felipe VI con este cerco a todo lo que con tanto esfuerzo y sacrificio construyeron las generaciones que protagonizaron la suprema generosidad y renuncias de la Transición! A este paso, en su intento de desprestigio y desmontaje de la Institución Monárquica, pronto sacarán una acusación contra el Rey Don Juan Carlos, diciendo que una vez lo pillaron en el "check out" de un hotel pidiendo la cuenta sin que declarase lo que había tomado aquella noche del mini-bar de la habitación.

Que vayan a cargarse la enseñanza concertada, en su obsesión por la anulación de libertades, tiene hasta cierto punto explicación. ¿Cómo vamos a reconocer la libertad de los padres para elegir la escuela de sus hijos, si "son del Estado" y hace con ellos lo que más interesa a esta conjunción de todos los males sin mezcla de bien alguno que nos gobierna? Que nos gobierna es un decir, y a la confusa maraña autonómica de medidas contra el Covid de una orquesta sin director me remito. Nadie podía esperar que el español dejara de ser la lengua oficial en las escuelas de Cataluña, Vascongadas o Galicia. Ojalá en esta escalada de despropósitos no impongan el catalán como lengua vehicular obligatoria en todas les escuelas de España.

 

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