ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  7 de diciembre  de 2020
                               
 

Edad de oro de los toreros de plata

Con la muerte de Manuel Rodríguez Fernández "Tito de San Bernardo", un señor en el ruedo, un caballero fuera de la plaza, de aquellos banderilleros de los que se aprendía tanta Tauromaquia viéndolos bregar con el toro o, como se estilaba entonces, parándolo de salida, se nos va el último gran torero de plata de una edad de oro de las cuadrillas sevillanas. De todas cuantas frases lapidarias de este gran señor de plata se han recordado, hay una que es un compendio del toreo. Aunque él, tan poco dado a los protagonismos, se la atribuía a su vecino de barrio Pepe Luis Vázquez: "El mejor capotazo es el que no se da". ¿Y su arte de correr el toro a una mano y dejarlo en suerte para el matador con apenas un toque de los vuelos del capote se seda? Con los grandes toreros que eran, auténticos maestros, todo lo hacían siempre no en beneficio del lucimiento propio, sino del triunfo de quien lo llevaba fijo en su cuadrilla: Ordóñez, Curro, Puerta. Cualquier cosa.

Aquella generación única de grandes artistas de plata, del capote y de las banderillas, no tendrá parangón en tiempos venideros. Me he dado cuenta de lo que fue y junto a quién fue Tito de San Bernardo gracias a un viejo cartel de un festival en la plaza de Sevilla que ha rescatado de su colección y divulgado el profesor, historiador y magnífico cronista taurino Álvaro Pastor Torres. El cartel corresponde a aquella época en que la temporada de toros no terminaba en Sevilla con la corrida del Día del Pilar. Durante todo el otoño, de octubre a diciembre, se sucedían los festivales. De categoría y solera, clásicos entre los clásicos, que no podían faltar ninguna temporada. Como el Festival de Aviación, donde toreaban todos los diestros que estaban haciendo la mili de voluntarios enchufados en Tablada. O el de la Vejez del Toreo, institución que contaba con el apoyo de todo el gremio.

El cartel que ha rescatado Pastor Torres es de esta serie otoñal de los toreros vestidos de corto en el ruedo del Baratillo para estos grades festivales que llenaban la plaza. Fue el domingo 7 de noviembre de 1965 a beneficio del Sanatorio de San Juan Dios, institución de los "niños lisiados" que gozaba de las ayudas de toda Sevilla. El cartel que me ha hecho pensar, ay, en cuanto perdimos con aquellos hombres de plata es que el festival tenía la particularidad de que actuaban como matadores seis banderilleros, seis. Y qué seis banderilleros: Julio Pérez Vito, Manolo Carmona, Almensilla, Antonio Galisteo, Tito de San Bernardo y Luis González. Si les añadimoslos otros dos grandes toreros de plata de Sevilla que echamos en falta, Andrés Luque Gago y Antonio Chaves Flores, verán lo que va ayer a hoy. Lo irrepetible de aquella edad de oro del toreo de plata según Sevilla: saber correr el toro a una mano, ponerle los pares asomándose al balcón como El Vito o dejarlo en suerte con un solo leve vuelo del capote. Descansen Tito de San Bernardo y todas aquellas inconmensurable e irrepetibles figuras en la paz de plata del azul cielo andaluz del Baratillo.

 

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