ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  16 de enero  de 2021
                               
 

La pelúa

Hay que ver los nombres que ponen los meteorólogos a los fenómenos atmosféricos inusuales o amenazantes de catástrofe. Por ejemplo, a lo que toda la vida de Dios era la "gota fría", que hasta lo cantaba Carlos Vives, los meteorólogos le han puesto el mote de "Dana", que suena a yogur desnatado y deshuesado, aunque sea el acrónimo de "depresión aislada de niveles altos". Y a la presente tormenta de frío y nieve que ha dejado a Madrid impracticable y marcado la cifra "histórica" de piernas, caderas, brazos y muñecas rotos por los resbalones en el hielo, los meteorólogos le pusieron el nombre de Filomena, que suena, como Hermenegilda, a criada de las historietas de los tebeos antiguos que se compran en los puestos del Jueves. Me extraña en este punto que la frase más repetida por los tertulianos, "con la que está cayendo", no se haya usado al informar sobre los daños, duelos y quebrantos del temporal de nieve sobre Madrid. Y mira que estaba cayendo... y que aún siguen los daños catastróficos evaluados en 1.400 millones de euros.

Filomena ha sido muy desconsiderada con Sevilla. No ha sido ni para dejarnos unos copitos de nada, como en aquella nevada (digamos como está de moda) "histórica" del día de la Candelaria de 1954. Por lo menos así, como entonces, podía haberse hecho el personal fotografías insólitas en la Plaza de España nevada, o en la Plaza Nueva con el caballo de San Fernando al fondo, con su blanca guadaldrapa helada cubriéndole las ancas. Filomena a Sevilla nada más que le ha dejado este frío de muerte, para el que ni nuestras casas ni nuestros cuerpos están preparados ni acostumbrados. Como decía un viejo compañero ecijano del Colegio Mayor Aquinas en días así en Madrid: "Esto no es frío, es mala leche". Temperaturas que en Centroeuropa o el Norte de España son normales en invierno, aquí son un suplicio, en nuestras casas heladas y mal calentadas, con siete mil estufas eléctricas que suplen la inexistente calefacción central y que hacen decir

-- No enchufes otro calentador, que van a saltar los plomos.

El sevillano no está acostumbrado a esta pelúa, que llamamos al frío como los toreros a las orejas de triunfo cortadas a los toros. La pelúa, el biruji, la rasca. El que hace más dentro de las casas que fuera. En días parecidos a los que acabamos de padecer y que ojalá acaben pronto, el recordado profesor Olivencia decía cuando llegaba a la helada Academia de Buenas Letras:

-- Señores, hoy hace frío hasta en la calle.

Porque dentro de las casas, ya se sabe: tiritones y una Siberia en el salón. ¿Matacanónigos dice usted? Eso no es nada para lo que hemos pasado. Cada casa de Sevilla tiene con la pelúa un Matacanónigos dentro. ¿En la calle? En la calle no hace frío. Donde lo hace es en las casas. Pelúa tela. Rasca de verdad y sensación térmica de quedarte helado.

 

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