Era costumbre entre los bodegueros de toda España, de La Rioja a Jerez, poner en las etiquetas de sus vinos las medallas que sus productos habían ganado en las exposiciones internacionales. Las etiquetas parecían medalleros olímpicos, de los muchos premios de que alardeaban. Hasta que llegó Jerez. La guasa de Jerez, que existe. En nuestra tierra hay tantas variedades de guasa como modalidades del habla andaluza. Digo que hasta que llegó Jerez, porque la Casa Domecq le puso a las etiquetas de sus productos, por ejemplo al "Fundador" y al "Tres Cepas" que recordamos el otro día, una leyenda que decía aproximadamente: "Esta casa tiene por norma desde su fundación no concurrir a ninguna exposición nacional ni extranjera".
Algo por el estilo inventó la guasa cofradiera sevillana, que existe, como existe el humor cofradiero, del que todos sabemos decenas de chascarrillos, como el del capataz que animó a sus hombres para que llegaran de una sola chicotá hasta La Campana, y aquel costalero profesional novato contestó: "¿Y no vamos siquiera a parar en Carmona a tomar café?".
La guasa cofradiera se ha cebado con la moda de las coronaciones de la Vírgenes, que me parece a mí que vino tras la de la Esperanza Macarena y la riña que le echó a la vuelta Marta Serrano en forma de saeta. Los cofrades de la guasa dijeron:
-- Pues nosotros hemos decidido no preparar coronación alguna de nuestra Virgen, y vamos a poner en nuestro título "Nuestra Señora No Coronada de..."
Me recordaba esta guasa la de otro cofrade, a quien, como a servidor, le gustó más la Semana Santa de ausencias y templos cerrados y nostalgias que tuvimos el año pasado con el covid, en vez de esta sucesión de exposiciones, en las que todo lo devocional va a quedar reducido en muchas ocasiones a lo artístico y cultural. Por decirlo en las palabras que tanto gustaban a José Carlos Campos Camacho, ex presidente del Consejo de Cofradías, vamos a redecir lo "cultual" y a lo "cultural". A mí, la verdad, todo esto me suena al Museo de la Semana Santa de Valladolid, más que a una forma de quitarnos de encima el "mono" de no ver cofradías en la calle. Quien más y quien menos monta su exposición particular, y hasta hay bofetadas para coger sitio para verla, ya saben lo noveleros que somos aquí. Se trata quizá de "salvar la Semana Santa"; pero no al modo que se quiso con la Navidad, desde un punto de vista hostelero, tabernero y económico y laboral, sino cofradiero. Y un cofrade de la hermandad de guasa me dijo ayer, muy serio:-
--- Pues nosotros ya hemos puesto en el boletín de este mes como las etiquetas de Domecq: "Esta hermandad tiene por norma desde su fundación no participar en exposiciones de parque temático cofradiero alguno".
Guasa...
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