ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  26 de abril  de 2021
                               
 

El San Francisco de Paula

Siempre alegra ver que sale Sevilla o algo nuestro en una lista de clasificación de excelencias de la revista "Forbes". Ay, que malos tiempos corren para la excelencia en esta hora del "todo vale" y del "vámonos que nos vamos". Por eso me ha alegrado de que el San Francisco de Paula figure entre los diez mejores de España. Habrán visto que hasta ahora no he escrito la palabra "colegio". Primero, porque basta su elisión cuando hablamos del San Francisco de Paula. Y después porque el San Francisco de Paula es algo más que un colegio: es una escuela de vida y de aplicación, de trabajo y de innovación, de forja de unos valores. Y es, además, el único de toda Sevilla que en su día no sucumbió a las operaciones especulativas de vender su edificio del centro para hacer pisos e irse a los chirlos mirlos de los alrededores. Piensen en viejos colegios sevillanos, empezando por El Valle y terminando por Villasís, y siguiendo por los Escolapios y las Irlandesas, y verán que todos abandonaron el casco antiguo para los pelotazos inmobiliarios correspondientes. El San Francisco de Paula está donde tiene que estar desde hace 135 años. Desde que lo fundó en 1886 don Francisco de Paula Ruiz Estévez. Aunque once años más tarde pasó a manos de don José María Rey Repetto. Traduzco: a la familia Rey, que ha mantenido su espíritu independiente, laico y avanzado en las más adversas circunstancias, hasta llegar venturosamente con don Luis Rey Goñi y su madre, Maribel Goñi, a la cuarta generación al frente de este colegio de niños listos.

Sí, esa es la justa fama que tiene el San Francisco de Paula: un colegio de niños listos. ¿Son listos ya cuando llegan o se hacen allí? La lista de ilustres antiguos alumnos es digna de una Sevilla excelente que no siempre se corresponde con el bajo nivel de la ciudad en michas otras cosas. ¡Con decir que las calles de Sevilla están llenas de nombres en honor de antiguos alumnos del San Francisco de Paula! Allí estudiaron Manuel del Valle, o Manuel Losada Villasante, o Francisco Márquez Villanueva, o José María Luzón, o Alberto Jiménez-Becerril, por sólo citar algunos.

Me encanta, además, el San Francisco de Paula porque mantiene ese espíritu liberal que en los peores tiempos del totalitarismo solamente se encontraba allí y en la Escuela Francesa de la calle Abades. Espíritu de adelantarse a los tiempos. Por ejemplo, fue el primero en admitir alumnas, o sea, en funcionar como colegio mixto, y voluntariamente, en 1930, mucho antes de la II República o de la Transición. Y jamás se ha acogido a las subvenciones oficiales de los colegios concertados. Concertación que ha acabado con la vinculación de las familias a los colegios tradicionales de la casa. El hijo de un padre y nieto de un abuelo que estudiaron, como toda la familia, en los Jesuitas, no puede ir al mismo colegio de sus antepasados como no vivan cerca. Todo esto le imprime carácter a los alumnos de ese San Francisco de Paula del Bachillerato Internacional y del estudio del chino, al que felicito no sólo por la distinción de Forbes, sino porque para los sevillanos sigue siendo "el colegio de los niños listos".

 

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