ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 26 de mayo  de 2021
                               
 

Trenes contra el propio Falcon

La Oficina de Prospectiva del Gobierno nos ha presentado, con un "aló, presidente" de Sánchez, sus planes para dejar a España en 2050 de modo que no la conozca ni la madre que la parió, pero en plan los pajaritos cantan, las nubes se levantan. Todo positivo. Cada joven con su casa y su trabajo, y la economía sin conocer el paro. Todo ello, obviamente, como dice en las cartas de los restaurantes de los platos cuadrados, "sobre un lecho de resiliencia, transversalidad y empoderamiento", que son las palabras que todo el mundo dice en sus discursos aunque no sepa muy bien a qué se refieren.

Me parece todo muy bien, y para llegar a esa Alicia de Pedro en la España de las Maravillas habremos de pasar, naturalmente, por el desmontaje del Régimen de la Constitución de 1978; por la puesta en libertad (o la amnistía mejor, que les gusta más a ellos) de los independentistas catalanes presos por sedición; por el acercamiento de los asesinos de la ETA presos no a las cárceles vascongadas, sino a sus propias casas; por el aumento de la presión fiscal confiscatoria, y todo así. Sánchez, como se desprende de todo esto, piensa estar en el poder hasta 2050, pactando con quien haga falta para mantenerse en La Moncloa. Y digo yo: ¿por qué hasta 2050 y no hasta 2060, y así tiene diez años más para dejar esto como un páramo irreconocible?

Pero hay algo en ese plan que no comprendo, y que se le ha debido de escapar a Ivan Redondo en su califato independiente de La Moncloa: lo del avión. Lo que hasta ahora era la batalla contra el coche, entre el Plan Centro y el carril VAO, la supresión de aparcamientos, los 30 kilómetros por hora en las ciudades y el automóvil como exprimidor fiscal, quieren que en 2050 sea contra el avión. Si el coche es malo por su influencia en el cambio climático, el avión será el demonio. Y, así, para 2050, despídase de los vuelos domésticos. Donde quiera que se pueda ir en tren en menos de dos horas y media no podrá volar ninguna línea aérea interior. Usted no podrá ir en avión, por ejemplo, de Sevilla a Madrid para coger allí otro vuelo a, ¿qué digo yo?, Nueva York. Si no hay un avión directo Sevilla-Nueva York, no le queda más remedio que coger el Ave hasta Madrid y desde Atocha el incómodo Metro hasta Barajas. Esta lucha contra el avión ¿es una venganza de Ivan Redondo contra su jefe? Porqie esta prohibición de los vuelos para distancias cortas se la hacen a quien le gusta el Falcon más que al Luis Enríque dejar a Sergio Ramos fuera de la selección. Lo del Plan 2050, vaya plan, no es lanzar piedras contra el propio tejado, sino trenes contra el propio Falcon. El otro día, Sánchez cogió el Falcon para ir a Toledo, que está a 20 minutos en el AVE. Antes, el Gobierno entero se fue a en aviones de la Real Fuerza Aérea Española a Valladolid, adonde llega un Ave maravilloso. Ea, se acabaron los helicópteros desde La Moncloa para ir a coger el Falcon en Torrejón. Ahora, que de aquí a 2050 se va a seguir hartando de darse garbeítos en Falcon el tío...

 

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