ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 28 de mayo  de 2021
                               
 

Indulto para el mono del anís

Cómo estará la cosa en Cataluña con la monserga del indulto sobre que el Tribunal Supremo destaca que no muestran el menor arrepentimiento los políticos sediciosos golpistas presos que ya han prometido que piensan volver a las andadas de romper España y saltarse la Constitución y todas las leyes, que hasta el mono del anís ha cogido carretera y manta y no se fía ya de que lo embotellen en Badalona, y se viene al Puerto, Puerto de, Puerto de Santa María y de Joaquín el del Betis. La Casa Osborne, dueña de la marca y del producto, ha decidido trasladar al Puerto de Santa María el proceso de embotellado del Anís del Mono, que se fabrica desde hace 150 años en Badalona, y que la compañía bodeguera gaditana compró hace casi medio siglo. En el edificio modernista de Badalona que alberga la histórica destilería desde 1870 mantiene los alambiques, pero la maravilla del anís sesquicentenario se viene al Puerto, donde alcanzará los 3,5 millones de botellas al año.

O sea, que con embotellar a Puigdemont hacia la República Independiente Catalana como quieren, les basta y les sobra a los sediciosos ante los que Sánchez se baja los calzones diga lo que diga el Supremo. Y encima piden los tíos todavía más: una amnistía y un referéndum de autodeterminación caiga quien caiga, aunque sea más falso y menos legal que el 1-0 que los llevó a esa cárcel desde donde ahora se rigen los destinos de la que era la región más rica de España y de la que no sólo se han ido tantas empresas a Madrid, sino que hasta el mono del anís quiere hacerse socio de Vistahermosa para invitar un día a sus colegas los macacos de Gibraltar cuando empiecen a venir turistas ingleses, que falta nos hacen.

La histórica etiqueta de Anís del Mono se pondrá ahora en El Puerto. Etiqueta sobre la que podrían hacerse no varios artículos, sino siete tesis doctorales, sin copiar, al contrario de la de Sánchez. La etiqueta se inspira en un cartel de 1898, obra de Ramón Casas. En el 98, España perdió Cuba, Puerto Rico y Filipinas, pero ganó la etiqueta del Anís del Mono. El mono que se nos viene al Puerto, donde habrá que darle la bienvenida con versos de Alberti o de José Luis Tejada, es, pues, de la Generación del 98. Al fondo está la polémica sobre la teoría de Darwin, cuya cara le pusieron. Otros dicen que no, que José Bosch y su hermano Vicente, sus creadores, le pusieron la cara de un enemigo comercial de la competencia. Feo sí que es el joío mono, será lo más feo del Puerto cuando llegue. Pero sabiondo y medio filósofo sí que es. No se sabe sí es de sí mismo o del anís, en la famosa etiqueta proclama: "Es el mejor y la ciencia lo dijo. Y yo no miento". O sea, el mono del Anís que hasta ahora se destilaba y embotellaba en Badalona dice en su etiqueta la misma frase que Sánchez mete en sus discursetes televisados de "Aló, presidente". Y lo que el Supremo les ha dicho a los independentistas con respecto a la condena por sedición: "Es la mejor y la ciencia jurídica lo dijo. Y yo no miento".

 

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