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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  1 de junio  de 2021
                               
 

Tirolínea y tirolina

Siempre la Sevilla bipolar, dual, los dos hemisferios de la ciudad que para nosotros, naturalmente, es el mundo. En Sevilla teníamos hasta ahora el Tiro de Línea, que se escribe así y se pronuncia "Tirolínea". Ahora quieren que tengamos la tirolina, desde la Torre Pelli (vulgo Torre Sevilla) hasta la del Oro, en plan Isla Mágica.

El Tirolínea tiene el origen de su nombre en que fue como un Campo de Marte sevillano a mediados del XIX, lugar de instrucción del Ejército, que realizaba allí ejercicios de fuego real con baterías de Artillería. En vísperas de la Exposición Iberoamericana de 1929 y coetáneo a la construcción de la Ciudad Jardín, el Tirolínea fue utilizado para levantar allí viviendas para trabajadores, los que entonces se llamaban "pisos baratos". Recibió el barrio el nombre oficial de Barriada de la República, donde al término de la guerra se alzó paradójicamente la parroquia de Santa Genoveva. Que no sé cómo no le han cambiado el nombre con la Ley de Memoria Histórica. En Sevilla, tan aduladora siempre, y más con los vencedores, tras la guerra civil se levantaron dos parroquias: una en el Tirolínea y otra en el Barrio León. A la del Barrio León le pusieron de nombre "San Gonzalo", en homenaje al general jefe del Ejército del Sur, don Gonzalo Queipo de Llano y Sierra. Y la del Tirolínea fue "Santa Genoveva", en homenaje a la mujer de Queipo, a doña Genoveva Martí Tovar. Quizá esto no lo sepan los que tienen la goma de borrar la Historia con la Memoria dichosa, pero seguro que les encantaría cambiar de nombre a esas dos parroquias. En las que, por cierto, la de Tirolínea se conoce cada vez más como "iglesia de Las Mercedes", por la advocación de la Virgen de la popularísima cofradía del barrio, la de Jesús Cautivo, la que promovió el inolvidable "Cura Botella", el párroco González Abato.

Eso en cuanto se refiere al Tirolínea. La tirolina es otra cosa. Tenía que estar en la última página escrita en un libro que no existe, pero que debería crearse: el Catálogo de Ideas Descabelladas y Proyectos para Sevilla que gracias a Dios nunca se llevan a término ni se hacen realidad. En plan noria de Londres, habrán leído que quieren poner una tirolina desde la Torre Pelli a la Torre del Oro. Una atracción turìstica más, en plan Calle del Infierno, más que una obra necesaria. Ni a la Torre del Oro ni al río le hacen falta tirolina ninguna que mengüen su belleza, por mucho que sea durante un tiempo, como suele ocurrir, el negociazo de la novelería de los sevillanos, que se darán bofetadas por montarse, para luego dejarse morir de pena al proyecto. Que lo piensan por todo lo alto, y nunca mejor dicho. Quieren que la tirolina sea mayor que la de Dubai, la más grande de este tipo en el mundo, llamada «XLine Dubai Marina». Lo que ya han dicho es cuánto costará montarse en la tirolina para descender desde Torre Pelli, a 170 metros de altura, al Muelle de la Sal: 50 euros el pelotazo por persona. Sí que es caro el cacharrito de la nueva calesita. Cuando, puestos en estas cosas, mejor que le hubieran echado cuenta a quienes querían poner un teleférico desde Tomares, en la altura del Aljarafe, a Los Remedios.

 

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