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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  6 de junio  de 2021
                               
 

Luz para ricos

El momento elegido para la subida de la luz no ha podido ser más inadecuado. Seguramente lo han elegido así adrede: cuando acabamos de pagar el "sellito" del coche, el impuesto de vehículos de tracción mecánica; cuando nos espera el IBI antes del día 30; y cuando tenemos que pagar al menos el primer plazo del impuesto de la renta, vulgo IRPF. ¿Cuesta de enero? Para cuesta, la presente de junio, puesta como con mala baba, para que no nos quede un duro para irnos de veraneo a un hotel de playa y suplir a los ingleses que no vienen.

Y después, los tramos. Vivimos época de tramos. Tramos de edad para vacunarnos contra el covid y tramos horarios para pagar más o menos del "temazo" que dice Carmen Calvo de la subida de la luz, a la que no le da importancia. Lo importante es quién se levanta a las 3 de la mañana para planchar con energía barata, si el marido o la mujer, y quién pone la lavadora a esas horas. Por si faltara poco que nos aprendiéramos sobre los tramos horarios en que restaurantes y bares permanecen abiertos, ahora los de la energía eléctrica más barata o más cara según la hora en que enchufes el electrodoméstico que tira del contador más que dos bueyes de las carretas del Rocío. Nos han puesto a todos como un reloj mental para aprendernos todo este lío de los tramos: hasta qué hora podemos pedir la cena en un restaurante, cuántas personas podemos sentarnos en el interior y cuántas en la terraza, y cuándo cuesta menos pasar la aspiradora o el robot que barre solo hasta los rincones.

Dijeron que iban a apretar bien las clavijas en los impuestos contra los ricos y las grandes fortunas. ¿Es acaso un impuesto contra los ricos este nuevo precio de la luz? ¿Es que sólo los ricos ponen la lavadora y la plancha a la hora que les da la gana y nadie enchufa por necesidad la aspiradora o la batidora fuera de las horas baratas? No hay nada más antisocial que la subida de la luz por igual para ricos y pobres. No es lo mismo la hora de poner la lavadora en casa de Amancio Ortega que en un hogar donde padre e hijos están todos en el ERTE. Y, como la muerte, la subida de la luz nos iguala a todos, pobres, ricos. Tendrá que tocarle la lotería o el euromillones para que la dueña de la casa se líe la manta a la cabeza y le diga a Lidia Elena, la tata sudamericana:

-- Lidia, va poner usted ahora mismo la lavadora, el lavavajillas, la aspiradora, todos los suelos radiantes de los cuartos de baño y me deja encendidas todas las luces de la casa.

-- Señora, pero ¿no recuerda usted que estamos en una hora punta? ¿Por qué no esperamos a la noche, que es hora valle y es mucho más barato después de las 12?

-- En absoluto. Me ha tocado el sueldazo de la ONCE y aquí vamos a tener desde hoy luz a la hora de los ricos.

Los demás vamos a tener que ir por la casa como dicen que la Reina Isabel de Inglaterra por Palacio: apagando luces para ahorrar. (Y a mis lectoras sevillanas ya mayorcitas les digo que no hay derecho a que pongan la Hora Valle y no haya en cambio Hora Irlandesas.)

 

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