Con don Manuel Clavero se nos va un fin de época, la de aquellos políticos sevillanos de gran talla, hombres de pensamiento y acción tamaño XXL, antes de que llegáramos a la actual mindundicracia. Y en este sentido hablo no sólo de Sevilla, sino de España entera. Aquí en Sevilla teníamos una triada de catedráticos con vocación política y de servicio de la sociedad que cualquiera de ellos valían por todo un Gobierno de ahora. Era una tríada quizá ya irrepetible, los tres procedentes de la Universidad, que le tocó vivir una época de España en la que supieron, frente a todo beneficio personal, entregarse a lo publico a la altura de las circunstancias y de las necesidades de la nación y de la ciudad.
Me refiero a aquella prestigiosísima tríada de Clavero, Añoveros y Olivencia. Los tres que debían haber sido líderes de una derecha que pudo haber sido y no fue. Los tres que se citaban cuando se pensaba en un futuro mejor, en una sociedad más abierta y justa, regida por hombres libres y de altura intelectual. Los tres pertenecían a la misma generación. Don Jaime García Añoveros (1932-2000) era catedrático de Hacienda Pública. Don Manuel Olivencia Ruiz (1929-2018), catedrático de Derecho Mercantil. Don Manuel Clavero Arévalo (1926-2021), de Derecho Administrativo. De ellos, solamente Añoveros y Clavero ocuparon ministerios o cargos públicos en Madrid. De ellos, sólo Clavero fue rector de la Universidad. Pero los tres la engrandecieron, crearon nuevas Facultades, la implicaron con los problemas de la sociedad.
Se nos va don Manuel Clavero, que en su despacho de la Plaza de Cuba ha estado hasta el último momento impartiendo ejemplo y doctrina de aquel sueño que compartían muchos sevillanos, que siempre los miraban a ellos, a Clavero, a Olivencia, a Añoveros, cuando se trataba de un proyecto de ilusión y esperanza para nuestra tierra. Cuando a Clavero lo hicieron Hijo Predilecto de Andalucía dije en broma que aquello parecía el argumento incestuoso de una tragedia griega: Andalucía hacía su Hijo a quien todos coincidían en proclamar como «padre de la Andalucía moderna». Ay, aquella dimisión como ministro de la UCD, en la que se integró su "Pesla", el PSLA, el Partido Social Liberal Andaluz, que era como la esperanza de una Convergencia a la sureña, que defendiera nuestros intereses. Tuvo la voz de Lauren Postigo, pero aquel lema de "Andaluz, este no es tu referéndum" fue la práctica totalmente coherente de Clavero, que no quiso participar en un Gobierno que concedía las autonomías plenas a las entonces llamadas "nacionalidades históricas", pero la negaba a Andalucía y a su proyecto de Estatuto de 1936 que abortó la guerra. Y Clavero cogió e hizo lo que le mandaba su dignidad. Pronunciar el sevillanísimo: "Ea, pues ya estoy yo en mi casa" y coger el avión hasta San Pablo y luego un taxi hasta la Plaza de Cuba, donde intentó, ay, que el protagonismo de la autonomía que la gente quería que Andalucía no fuera menos que nadie no acabara llevándoselo el PSOE de Escuredo y González, su antiguo alumno en la Hispalense. Olivencia, Añoveros, Clavero... Ay, la Andalucía que pudo haber sido y no fue.
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