ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  3 de julio  de 2021
                               
 

A dos velas

Pues nada: seguimos en los años "sin". Habría que poner el contador de años a cero y empezar de nuevo, como en la canción de Rocío Jurado, para que todo tenga realmente "nueva normalidad". Nos hemos quedado sin Prgón, sin Semana Santa, sin Feria, sin corridas de toros, sin procesiones de gloria y hasta sin su pregón, que iba a pronunciar la poeta Rosa G. Perea, cofrade de la Hermandad de los Sastres, y del que no se ha vuelto a hablar. Estamos en los años sin procesión del Corpus, sin seises, sin concurso de fachadas para visitarlas la víspera en la bulla de las calles del centro. Estamos en los años sin procesión de la Virgen de los Reyes, sin Velada de Santa Ana, sin Feria de San Miguel. Sin nada de nada. Todo lo tradicional de Sevilla, por más que justificado miedo a las bullas y a su peligro contaminante, ha quedado suspendido desde marzo del maldito año de 2020. Y ahora, por si faltara algo, y sin que tenga nada que ver con las precauciones sanitarias frente a la pandemia, hemos entrado en el verano sin toldos. Entre unas burocracias y otras, este verano en el que ya estamos totalmente inmensos nos quedamos sin toldos ni velas en las calles. O sea, que en materia de sombra, estamos a dos velas.

Ya me dio muy mala espina que cuando por Feria pusieron en la Plaza de San Francisco y en El Salvador las velas del Corpus, con sus palos blancos de zócalo añil embellecidos con guirnaldas vegetales que los convierten efímeras columnas salomónicas, una vez pasadas las fechas de las que iba a ser el festejo de abril, en vez de dejarlos puestos como todos los años, así como la gran vela sobre el andén del Ayuntamiento en la Plaza Nueva, los quitaron, al contrario de otros años para que dieran sombra. ¡Qué ocasión nos perdimos! Al menos habríamos tenido las dos grandes plazas con sombra en estos días de inmisericorde solanera, en que pasar la Avenida es atravesar el desierto del Gobi, por no decir del Sáhara, que está más visto.

Y cuando ya vinieron las calores, empezó el tira y afloja con la empresa adjudicataria de la colocación de los toldos, que este año se iban incluso a ampliar a otras calles. Pero ha llegado julio y el Ayuntamiento ha reconocido que por estas dificultades administrativas nos quedaremos todo el verano sin las antiguas velas de los barcos que se reutilizaban para dar frescor a las calles. Muchas de las cuales no eran del Ayuntamiento, sino que las ponían los particulares dueños de las casas, como si fueran las de su patio, y se corrían por la mañana, cuando empezaba a calentar el sol, y se descorrían al atardecer, para que entrara el fresquito de la marea que sube por el río desde Sanlúcar cuando anochece. Ahora las velas de las calles eran fijas, y no se descorrían por las noches, por lo que mantenían bastante el calor de durante el día. Pero este año, ni eso. Bueno, más ventilación contra los malos virus. Y cuando pasen por La Campana, miren al suelo y derramen una lágrima cuando vean unos registros metálicos que cubren los huecos de hincar los palos y donde está escrita, ay, su función: "Toldos". Y lo que dice la oposición del alcalde candidato: "Si no son capaces de poner los toldos, ¿cómo van a poder llevar la Junta?". Currito no puede darle al botoncito.

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio