Si hubiesen sido de verdad construidos todos los aparcamientos subterráneos anunciados por el Ayuntamiento como proyectados y de próxima licitación, Sevilla tendría la mejor red de estacionamientos bajo tierra de ciudad alguna. Por ejemplo, ¿cuántos alcaldes han anunciado que iban a hacer un gran aparcamiento en la plaza de San Martín de Porres, junto al mercado del Tardón, y hasta hablaron que se llevaban por delante las popularísimas y sentimentales calesitas de León, y nunca se hizo nada? Hablando de aquella zona: encontrar aparcamiento en superficie en los alrededores de la antigua Cruz Roja de Triana, del actual hospital Quirón Virgen de la Esperanza, es un deporte de riesgo. Si va usted a visitar alguien que está hospitalizado allí, mejor que coja un taxi. Salvo que le guste llevarse las horas muertas dando vueltas con el coche a ver si encuentra el aparcamiento de alquilen que se va en López de Gomara, en Condes de Bustillo, en la Avenida de Coria. ¿Usted no ve el gran hospital Virgen del Rocío, la niña mimada por el sistema de Salud de todos los que han mandado en la Junta? No sé si por azar o por programación, el Virgen del Rocío tiene en sus alrededores una magnífica red de aparcamientos subterráneos, que llega hasta la plaza de Rafael Salgado, donde por quiebra de la empresa constructora, ha estado lustros cerrado un estacionamiento subterráneo para residentes y rotatorios que ojalá estuviera al final de la calle San Jacinto, donde hacía mucha más falta.
Al sevillano, en general, no le gusta usar los aparcamientos subterráneos. Prefiere darle el euro al gorrilla que le buscó el sitio (probablemente en lugar prohibido y multable) antes que entrar en la rampa, sacar el tíque y pagarlo luego, dejándose de quebraderos de cabeza. Que al sevillano no le gustan los aparcamientos subterráneos se ve en los carteles luminosos nunca elogiados hasta ahora que el Ayuntamiento puso a lo largo de La Palmera. Yendo desde el Campo del Betis hacia el centro, unos paneles alimentados por energía solar te dicen en verde o en rojo cuántas plazas libres de aparcamiento hay en El Duque, en La Magdalena, en la Avenida de Roma. Casi siempre las cifras están verde, porque casi nunca están llenos, por esa manía del sevillano contra el aparcamiento de paganini. Por eso, quizá, el Ayuntamiento puede permitirse el lujo de apuntarse como tantos aparcamientos que luego nunca se construyen.
Ahora, para no se menos que nadie, el candidato del PSOE a la presidencia de la Junta, o sea, el alcalde Espadas, ha anunciado su plan de aparcamientos subterráneos. Y van... Aparcamientos útiles, de ser verdad que los van a hacer, en la Glorieta del Cid (vulgo El Caballo), en la Puerta de la Carne, en la Avenida de Coria, en San Laureano o en Marqués de Maradas, entre otros. De perlas. De perlas si esa red de aparcamientos estuviera ya construida entes de que pongan en marcha el anunciado Plan Respira, que va a hacer prácticamente imposible entrar con el coche al centro. ¿Cómo es lo de la carreta y los bueyes? Bueno, pues así es con el plan de aparcamientos y el Plan Respira.
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