ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  27 de julio  de 2021
                               
 

Vegetación contra los adefesios

Como ya saben, se ha levantado la veda del adefesio en el Paseo de la Palmera y han levantado ya una serie de residencias de estudiantes a cuál más fea, demasiadas, pues va a haber más residencias que estudiantes al paso que vamos. La Palmera, como se ha recordado, era un precioso paseo resultante de la expansión de la ciudad hacia el Sur con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. Cómo serían de previsores aquellos sevillanos que llenaron La Palmera de hermosos y armónicos edificios regionalismos de dos alturas como máximo, que la anchura que tiene el paseo hace que todavía, tantos años después, sea el que más carriles de circulación tiene en toda Sevilla, el más ancho. Que cruzarlo como peatón por cierto es una aventura olímpica sin derecho a medalla, porque como es tan ancho, no te da tiempo pasarlo a buen paso sin que la señal se te acabe poniendo roja y los coches se te echen encima.

La vegetación tradicional de La Palmera eran palmeras y naranjos. Hubo un tiempo en que entre el picudo rojo y la desidia de Parques y Jardines, quedaban unas enormes calvas entre las palmeras. Casi llegó a justificarse el nombre de la vía, porque por poco queda una sola palmera: el paseo de La Palmera en singular. Pero la palmera, con su cintura de niña que decía Gerardo Diego, es un árbol que no da sombra, que no tiene más vegetación que sus palmas de Domingo de Ramos y que no oculta nada de lo que tiene detrás. Lo bueno que tenían las palmeras de La Palmera era que te dejaban contemplar la sucesión de chalés y casas regionalistas, las que precisamente han caído al levantarse la veda de los adefesios, operación que comenzó hace ya años, con el edificio Winterthur. Pero como estaba como retranqueado con respecto a la línea de fachadas, no ofendía demasiado a la vista. Además, tenía delante la que propongo como solución para los adefesios de La Palmera: vegetación, mucha vegetación, no precisamente de palmeras ni de naranjos. Propongo que se planten árboles de mucha y frondosa vegetación en La Palmera para que así tapen a la vasta los edificios-adefesios que han hecho, que al lado de muchos de ellos el de la antigua FNAC en la Avenida (ex Banco Urquijo) es un clásico. Como la mancha de la mora con otra verde se quita, que cantaba Pepe Pinto, frondosos árboles con muchas ramas y de follaje perenne son los que pueden evitar las puñaladas a la vista que da esta nueva imagen desfigurada de La Palmera, que era uno de los paseos más hermosos de toda España y que sorprendía a los visitantes por su anchura y su armonía cuando llegaban a Sevilla desde la carretera de Cádiz.

Lo que hay que hacer en La Palmera es lo contrario de cuanto ordenó Soledad Becerril en San Telmo cuando estaba de alcadesa. La fachada de San Telmo no se podía admirar en su grandeza por los árboles que tenía delante, plátanos de sombre muchos de ellos, si no coetáneos de los Montpensier, así, así andaba la cosa. Talaron todos aquellos árboles y San Telmo recuperó su fachada. Ahora se trata de todo lo contrario: poner en La Palmera muchos árboles como aquellos para que no ofenda a la vida tanto adefesio como han levantado.

 

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